Familiarízate
Con motivo de la exposición '1.000 familias' del mundo la Fnac ofrece hacer fotografías para un álbum de Valencia
A la gente le gusta hacerse fotografías. No a todos, claro, aunque a regañadientes muchos reticentes acaban por posar delante de un objetivo. La singular exposición 1.000 familias, concebida por el fotógrafo Uwe Ommer, que ayer se inauguró en la Fnac San Agustín de Valencia es una prueba de todo ello. Algunos de los clientes, sorprendidos por la propuesta de dejarse fotografiar en familia no dudaron un instante en formar parte de este proyecto. Incluso hubo alguna discusión de pareja con niño por ese motivo. "Que no, que no, que ni hablar", decía el joven ante la reiterada petición de su acompañante. El caso contrario lo protagonizó un joven que, ante la negativa de su pareja, buscó alguna voluntaria por el establecimiento hasta que la encontró. Porque la única condición para participar en esta iniciativa, que acompaña la exposición, es que la imagen ha de retratar a una familia, de cualquier tipo, incluso la sobrevenida -¿y quién sabe si algo más que fugaz?- como la del citado caso.
Decía ayer un representante de la Fnac que los amigos son muchas veces la mejor familia, o la única. Ya se sabe que los padres biológicos no se eligen. Ni la genética puede cambiar esta circunstancia, por muchos adelantos que haya.
Familias hay muchas y más hoy en día. Las hay hispano-norteamericanas, como la que se acercó ayer al objetivo de los alumnos del máster de fotografía contratados para la ocasión que posibilitan con su trabajo la ejecución del proyecto. Estaba formada por una pareja: él norteamericano, ella valenciana, y sus respectivos padres. Todos se hicieron una foto conjunta que luego se muestra en el mosaico instalado en el Forum de la librería. Una copia (de 15 por 20 centímetros) llega también a las manos de los voluntarios.
"¿Gratis?". "Sí". "Y ¿por qué es gratis?", pregunta un joven con marcado acento. Resulta ser un iraní que vive en Valencia y que pregunta si puede ir con su familia a hacerse la foto, al tiempo que advierte que son muchos los componentes de la misma, que incluye a la abuela. No hay problema.
Más familias: las del curro, no siempre muy bien avenida. Ya se sabe también que al trabajo no se viene a hacer amigos, como reza un comentario que bien podría ser emitido por un jefe, aunque no es exclusivo. De cualquier modo, un grupo de peluqueras pasó ayer por el objetivo de las cámaras de 1.000 familias.
Así hasta unas 25 familias, tan sólo en el primer día que se exhibe esta muestra, patrocinada por la escuela de fotografía Efti, M80, EL PAÍS, Agfa y la propia Fnac, y que ya ha recalado anteriormente en Alicante. Hoy y mañana habrá sesión doble (de 12.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00).
El propósito es crear un gran álbum familiar de la ciudad hasta el 15 de junio. Mucho más amplio es el que ha creado el fotógrafo alemán, afincado en Francia, Uwe Ommer, que ha trabajado en los cinco continentes para sacar el alma, como pensaban algunos tribus, a las familias en su medio natural. Una selección de 27 imágenes de gran formato (dos metros por dos) compone la exposición que constituye también un fresco antropológico y sociológico. Surgen así las familias del nigeriano Peuls Bororo en plena migración con su ganado y sus mulas cargadas con sus pertenencias; de Silvestre y Sabina, bolivianos que rezan para que llueva y poder sacar adelante la cosecha; o la del artista-pastor americano Tommy y su esposa, Kat, que proponen a los futuros esposos números musicales a lo Elvis para su ceremonia.
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