Las filigranas de Los Belkings

Es hora de bendecir la llegada de esos discos que, aparte de revelarnos artistas desconocidos, cuentan insólitas trayectorias y enriquecen nuestra percepción de un tiempo y un lugar. Eso ocurre con Instrumental waves (1966-1973), 25 temas que proponen una visión panorámica de la carrera del grupo peruano Los Belkings. Nacidos en Lima a mediados de los sesenta, eran hijos de comerciantes prósperos que residían en el barrio de El Porvenir, y se beneficiaban de los viajes del bajista Jerry Lam, descendiente de militar británico y aristócrata china, que traía noticias frescas del Swinging London. O quizá no tan frescas, ya que la primera encarnación de Los Belkings les muestra como cuarteto dedicado al rock instrumental en la línea de The Shadows. Si se hubieran quedado allí, en Condenado a muerte o Séptima patrulla, su huella sólo interesaría a los adictos a lo más clásico del género. Pero Instrumental waves describe su gratificante evolución, ya sugerida en experimentos como Phi fenómeno (1968). Los guitarristas y compositores principales, Raúl Herrera y Wilfred Sandoval, ampliaron la paleta de sus arreglos con cuerdas, metales, teclados y percusión (más coros ocasionales), esculpiendo piezas sofisticadas e imaginativas como Sabor dulce, Oriundo capitán o Sinfonía para una mañana, aparte de temas rudos marcados por el soul bailable y el rock de pelos largos. Aunque Los Belkings también hacían versiones correctas de éxitos del momento -en un pasmoso abanico que iba desde Marie Laforet a The Box Tops-, su corazón creativo está en esas creaciones propias. Según el recopilador, Paul Hurtado de Mendoza, esos trabajos orquestales anticiparon los experimentos lounge o club pop de tiempos recientes. El texto de Hurtado y las fotos extraídas de los archivos de la revista Caretas complementan la evocación de una Lima inocente y despreocupada, que sostuvo durante ocho años un proyecto tan insólito.

Instrumental waves (1966-1973), de Los Belkings, ha sido publicado por Nuevos Medios.