Las ilusiones y los datos
Esa imagen del candidato Mendiluce subido a la barca y navegando por el Manzanares es el símbolo de la soledad del hombre en campaña. Ni paté ni peces. Él dice, me lo dijo hace poco, en el Círculo de Bellas Artes, junto a su asistente de prensa -siempre hay un asistente de prensa al lado de los candidatos; le dicen al oído qué tienen que decir, cómo han de comportarse-, que lo marginan, se siente un marginado. No lo parece: desfilando por el Manzanares debía sentirse muy pletórico, pues hacía aspavientos al pasar ante las pancartas de sus adversarios: les decía adiós, ¿o les pedía auxilio? Acaso les pedía auxilio: hay modos de mover las manos que hacen que éstas parezcan bisagras; querrá ser una bisagra de no sé que puertas.
En España, cuando un candidato te dice que se siente marginando, no se refiere a los electores, sino a los medios. Los medios son los grandes malos de la película: cuando los futbolistas no funcionan, cuando los cantantes no venden, cuando los candidatos no aparecen son los medios los que los han marginado. Ellos están ahí y llega un medio y los margina. Se les ve en el rostro: el rostro del marginado por los medios. Y eso decía Mendiluce, tomando agua mineral en medio del tumulto del Círculo de Bellas Artes: "¿No te das cuenta? Estoy marginado".
Hubiera pensado uno que ése era su destino, o al menos su vocación: marginarse para contar cosas marginales, que no fueran dichas por los otros candidatos. Se retrató junto a la estatua de Franco, muy de mañana, para denunciar que aún hay estatuas de Franco; se fumó un porrito (¿de marihuana?, supongo, él es ecologista) en el Cuartel General del Ejército para reclamar que ese sitio tan hermoso de los aledaños de la Cibeles deje de ser un reducto militar..., y ahora lo veo ascender el río Manzanares rodeado de las aguas del río más marginal de Europa.
Le dicen que les da fotos a los que buscan la crónica (marginal pero espectacular) de la jornada, y en ese sentido va cumpliendo. Las grandes cadenas no le sacan, están para otra cosa, pero hubo un momento de esplendor, cuando él empezaba a arañarle (quizá) popularidad a la oposición izquierdista, que le sacaban en los telediarios oficiales; recuerdo incluso que, cuando se presentó, La Primera lo sacó inmediatamente después de Zapatero, ahí, en el telediario del domingo de todos los españoles... Luego se fue apagando esa estrella: los que hacen los telediarios también leen las encuestas, supongo, y cuando Mendiluce empezó a ser más marginal aún dejó de ser interesante para esa franja de la información televisiva.
Las fotos son estos días una región muy disputada. Sin duda por encima de todas está esa en la que Aznar espera, frunciendo el ceño, juntando los labios en un puño enfurruñado, a que acabe la protesta de Oviedo. Algunos periódicos lo sacaron en color, con su corbata azul añil a juego con el soporte en el que estaba sentado. Y hubo otra fotografía, la de Trinidad con Robin Cook, el laborista que dijo no a la guerra. Trini sigue teniendo esa vocación por el extranjero que viene de su pasado en la Ejecutiva del PSOE y que tanto rédito cree que le puede dar en la gobernación de un Madrid multilateral. Por cierto, a Trinidad hay que decirle que escriba al menos veinticinco veces hasta el 25 de mayo que Tierno era un filósofo zumbón, pero no un profesor de Filosofía.
A veces son tiernos, a veces son duros. Nunca vi imagen tan tierna como la de Esperanza Aguirre cuando, en CNN+, creyó entender que Antonio San José le había preguntado si ligaba mucho en campaña. Y pocas veces vi tan enfurecido a Pedro Zerolo (cuyo carácter isleño es a veces tierno y a veces de piedra volcánica) como cuando le hablaron de la Ana Botella que compite con él desde las listas del PP. No puedo reproducir aquí lo que dijo, porque más que su verbo me quedó su fuego.
Y entre los retratos de la (pos)guerra de Irak no se pierdan ese dibujo de los guiñoles: Aznar enfadado con los auditorios vociferantes y mostrando el cartelillo "No a la gente".
La derrota del Madrid ha sido un jarro de agua fría en la campaña. El equipo se hizo paté en el campo del Juventus. Hablan poco de fútbol los candidatos. Están todo el día con la ilusión de los datos. Si hay que buscar un candidato único de estas elecciones tan disputadas, éste sería el señor Dato. Todos hablan de los datos, y el primero que los maneja es Gallardón; parece Rato. Tiene mucho dato, y todos se los discuten; juegan a los datos. Empezaron a hablar de ilusiones (Trini, Zerolo, Esperanza, Simancas, el propio Gallardón: "Me llamaron iluso..."), y ahora todos se enredan con los datos. Sabanés no dice nunca ilusión, acaso porque la tiene. Aquí el único que sigue siendo iluso es Mendiluce (¿Mendiluso?), porque tiene una ilusión: pescar en el Manzanares. Como dice el guiñol de Robinson en el Plus: "Si todo el pescado está ya vendido...". O vendido o marginado. En todo caso, hace años que ese río no da frutos. Ni votos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.