"Mi prioridad es reducir la inflación y utilizaré todos los medios para lograrlo"

Si un inversor echa un vistazo a una foto de todos los hombres y mujeres del Gobierno que acaba de asumir el poder en Brasil, en el primero que se fija es en el presidente Lula da Silva, el segundo que llama su atención es António Palocci, ministro de Hacienda, y el tercero, sin duda, es Henrique de Campos Meirelles, de 58 años, el gobernador del Banco Central de Brasil. Casi todas las expectativas están puestas en estos tres hombres, pues de ellos dependerá el éxito o el fracaso de un nuevo modelo que entusiasma al resto de América Latina y al mundo entero. Esta terna, además, debe avanzar en las bases que sentaron el trío que los antecedió, Cardoso-Malan-Fraga, e incluso mejorar la gestión. Meirelles y Lula, en principio, no tienen nada que ver. El primero es el hombre del capital, de la banca, formado en el Bank of Boston.

"Los objetivos son la reforma del sector público, la fiscal y una ley de quiebras"

"Rebajaremos los tipos de interés una vez que se afiance la caída de los precios"

Meirelles, que vino a España invitado por el Instituto de Empresa para participar en la reunión de gobernadores de bancos centrales de Sevilla, fue muy claro a la hora de explicar su estrategia. "Hemos establecido un objetivo de inflación del 8,5% para este año, que deberá reducirse al 5,5% el próximo, para llegar al 4% en 2005. No habrá un rebaja de los tipos de interés hasta que no se haya reducido la inflación", dice con contundencia Meirelles.

"El momento para rebajar los tipos de interés será determinado por el ritmo de ajuste de los precios al objetivo que buscamos. La semana que viene tenemos una reunión sobre política monetaria y allí analizaremos qué pasa con los precios y con los tipos de interés. Pero insisto en que la prioridad es la reducción de la inflación, y utilizaré cualquier medio a mi alcance para lograr los objetivos", añade. La mayoría de los expertos ya no espera que Brasil logre cerrar el año cumpliendo con la meta del 8,5% de inflación, pero coinciden en que, si al menos el Gobierno puede garantizar una trayectoria de caída de los precios, esto ya será considerado como una victoria importante.

"Afortunadamente, después de la crisis preelectoral que se vivió el año pasado, el real está ganando terreno frente al dólar, y ello ha posibilitado una reducción de la inflación. Ahora mismo estamos muy atentos a este proceso", explica Meirelles. La moneda brasileña se ha apreciado más del 20% este año en relación con el dólar, después de haber perdido más de un tercio de su valor a lo largo del último año. La revalorización del real mereció incluso un comentario del FMI, cuyo portavoz, Thomas Dawson, la calificó como un "voto de confianza" de los mercados internacionales.

La reacción del Fondo no era para menos. El año pasado, el FMI tuvo que salir al paso con un crédito de 30.000 millones de dólares para frenar una crisis especulativa contra la moneda brasileña que estuvo a punto de llevar a la bancarrota al país. Lula inspiraba temor y desconfianza entre los inversores al principio, pero, una vez que arrasó en las elecciones e incluso con el apoyo de los empresarios, la opinión sobre el líder del Partido de los Trabajadores (PT) cambió radicalmente. El nombramiento de Meirelles, ayudó mucho a ello.

Meirelles es reacio a decir si intervendría en el mercado para defender el real en el caso de que resurgiera el movimiento especulativo, pero tiene muy claro que no va a dejar que le estropeen su estrategia sin defenderse con todas las armas de que dispone. No baja la guardia en ningún momento, ni siquiera cuando se le pregunta por los buenos resultados de los últimos meses, como la revalorización del real o el aumento de la producción industrial. "La política del banco central a medio plazo será conservadora", afirma. A Meirelles los altos tipos de interés interbancario, que en este momento superan el 26% de media, no le parece que sean la causa de la restricción del crédito. "El año pasado las tasas estaban más bajas y el nivel de créditos era más o menos el mismo", explica. "La concesión o solicitud de créditos depende más de la inflación, puesto que, si ésta se reduce, se pueden rebajar los tipos de interés. Éste es el proceso, el mecanismo clave para que se expanda el volumen de los préstamos en el sistema y se reactive la actividad económica; por eso es tan importante luchar contra la escalada de los precios".

Para este año, los analistas esperan para Brasil un crecimiento cercano al 2%, más o menos medio punto por encima del año pasado. Para 2004 incluso se espera un 3%. Como dice Meirelles, "lo importante es que Brasil no sea tan vulnerable a los vaivenes externos" como lo era en 1998, cuando la crisis del rublo ruso provocó el desplome de la moneda brasileña. "Es imposible que seamos completamente impermeables a los acontecimientos externos, pero, si hay una crisis, simplemente creceremos menos, sin derrumbarnos por completo y por acontecimientos que nos son completamente ajenos", reflexiona Meirelles.

El gobernador no altera el tono de su voz, habla despacio y con una seguridad pasmosa. "Este Gobierno tiene muy claras sus prioridades. La reforma del sector público es la primera de ellas, ya ha sido presentada al Congreso por el presidente Lula, la mayoría de los parlamentarios del PT respaldan la reforma y se espera que la oposición también la apoye". El PT tiene disciplina de voto y a sus parlamentarios se les permite criticar las decisiones del Gobierno, pero no votar en contra en propuestas clave. Esto que ha logrado Lula no lo había conseguido ni siquiera el carismático Cardoso.

"Los siguientes objetivos del Gobierno, una vez que se logre la reforma del sector público, serán los de conseguir una reforma fiscal, una ley de quiebras cuyo fin es justamente reducir las bancarrotas y una ley que garantice la independencia del banco central, que, aunque de hecho es autónomo, carece de una norma que respalde este estatus", añade.

En lo que se refiere a los impuestos, los ingresos fiscales de Brasil suponen en torno al 35% del PIB, pero, curiosamente, la economía sumergida representa la mitad o más de la actividad del país. "Es verdad que la recaudación es alta respecto a la gente que paga impuestos, porque incluye los impuestos indirectos como el IVA. Yo creo que, a medida que la economía crezca y el Gobierno demuestre seriedad en la administración de los fondos públicos, cada vez más gente pagará el impuesto de la renta", explica.

El proceso de privatizaciones continuará, aunque no está entre las prioridades del Gobierno de Lula, al menos en esta primera etapa. "Hay algunos bancos estatales que aún no han sido privatizados, por ejemplo, y esto sí se hará, pero no hay planes de hacer grandes ventas. Por ejemplo, no hay planes de privatizar Petrobras o el Banco do Brasil", comenta.

Meirelles, en su discurso, nunca se aparta durante demasiado tiempo de lo que sin duda es hoy por hoy su meta: bajar la inflación. En todas sus respuestas deja entrever que cree que, si logra frenar la escalada de los precios, tendrá más margen de maniobra para apoyar el crecimiento de Brasil desde el banco central. "Acepté el cargo que me ofreció Lula porque siento que le debo mucho a mi país y porque creo que éste es un momento histórico".