Los indigentes

La vida va pasando día tras día, con nuestras fiestas, trabajo, salidas, acontecimientos, etcétera... pero, ¿qué pasa con los indigentes que se encuentran tirados en la calle? Cuando visito Sevilla, mayormente por motivos de trabajo, puedo ver, lamentablemente, cómo una mujer mayor, de unos 70 años, con el pelo canoso, cargada de bolsas de plástico, pasea por los alrededores de la estación de autobuses del Prado de San Sebastián sin más rumbo que el de poder encontrar algo comestible en los contenedores de basura. Aprovecho para llevarle un café caliente y un bocadillo, ante su triste mirada y resignación.

Me consta y sé que hay quien está en la calle por deseo propio, pero sé que son los menos, ya que la calle es muy dura y termina con la persona.

¿Por qué no se toman medidas más drásticas que el mero hecho de ampliar las plazas en los albergues para indigentes? ¿Nos hemos puesto a pensar lo que tiene que ser vivir en la calle sin un techo?

A este tipo de personas, como esta mujer mayor, sí se les podría ayudar, pero para ello hace falta una concienciación para crear un tipo de infraestructura que diera solución a estos problemas. Este colectivo marginal, siendo de los más desprotegidos, carece de una política que desarrolle las medidas necesarias para paliar la situación de estas personas.