_
_
_
_
GALERÍA DE NOTABLES | ELECCIONES 25M | Veinte años de gobierno del alcalde de A Coruña

Vázquez y sus cosas

Camino de su sexta mayoría absoluta, el alcalde socialista de A Coruña amenaza con vaciar de votos al Partido Popular

Xosé Hermida

Con la regularidad inexorable de un fenómeno natural, los coruñeses acudirán a las urnas para ratificar un compromiso de amor. Hace ahora 20 años que empezó la relación, cuando el socialista Francisco Vázquez obtuvo la primera mayoría absoluta. Ni el más forofo de sus rivales se atreve a dudar de que el 25-M logrará la sexta. Sin bajarse del autobús, como acostumbra este personaje camaleónico, con grandes talentos naturales para la política -astucia, oratoria, carisma y teatralidad-, que tanto incomoda a sus compañeros de partido y tanto entusiasma a la derecha tradicional. El PP le ha mimado hasta la reverencia para encizañar en el PSOE. Pero el tiro puede salirle por la culata. Las encuestas vaticinan que Vázquez entrará más a saco que nunca en el electorado conservador. Si se consuma el saqueo, el PP sufriría la humillación de verse relegado al tercer puesto electoral.

Más información
AuB desafía a los jueces al repartir sus papeletas para estar en las urnas el 25-M

Como no pasa semana sin que el alcalde de A Coruña, de 57 años, ponga en cuestión alguna de las posiciones oficiales de su partido, la ejecutiva federal del PSOE ya ha encontrado una muletilla para no polemizar con él: "Cosas de Paco Vázquez". La última de Paco, nada más arrancar la campaña, fue proponer la suspensión de la autonomía vasca. Otra ocasión para recibir cancha en las tertulias que más zahieren a su partido.

Al PSOE le costó mucho digerir las cosas de Vázquez durante la crisis del Prestige. No fue sólo que cediera el ayuntamiento para el Consejo de Ministros en el que Aznar anunció el Plan Galicia al tiempo que otorgaba a Vázquez la Gran Cruz de Isabel la Católica, entre la desesperación del candidato del PP a la alcaldía coruñesa, Fernando Rodríguez Corcoba. Fuera del protocolo institucional, Vázquez desairó sin descanso las posturas de su partido, a veces con acusaciones gravísimas. Llegó a calificar de "anticonstitucional" que los diputados socialistas se retirasen de la comisión del Parlamento gallego creada para investigar el siniestro del petrolero después de que el Gobierno se negara a que compareciesen representantes de la Administración central. Mientras el PSOE prodigaba sus apoyos a la Plataforma Nunca Máis, Vázquez la comparaba a diario con Batasuna.

Pero el apabullante apoyo de sus ciudadanos le ha concedido licencia para provocar. José Luis Rodríguez Zapatero le ha visitado varias veces en las últimas semanas y de la boca del líder del PSOE no han salido más que elogios. Según Zapatero, las cosas de Vázquez constituyen sólo una expresión del pluralismo interno que no compromete su fidelidad al partido. Y es cierto que el alcalde, experto en tensar la cuerda, nunca ha roto con la organización a la que pertenece desde hace tres décadas, en contra de las especulaciones recurrentes sobre un hipotético salto en el vacío hacia el PP o de pretendidos planes para crear una nueva formación política.

Decir que Vázquez es de derechas, como sostienen sus detractores, sólo retrata una parte de las mil caras de ese personaje que él mismo ha ido creando minuciosamente. El Vázquez que elogia al Opus Dei no falta cada 14 de abril a los homenajes a la República. El alcalde tantas veces acusado de fomentar la especulación urbanística -la familia de su mujer tiene una de las principales inmobiliarias de la ciudad- es el mismo que ha puesto en marcha programas educativos y culturales muy elogiados. El socialista elevado a los altares por los círculos más añejos de la derecha local, en los que el gallego no es menos raro que el sánscrito, arrasa en los barrios populares donde la gente sigue hablando lo que aprendió en la aldea.

Su cruzada personal durante la crisis del Prestige puede restarle apoyos en la izquierda. Pero lo que pierda por un lado tal vez lo gane sobradamente por el otro, arrastrando a la debacle a la candidatura del PP, cuyo fichaje de última hora fue el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, para el puesto de cierre. Si se cumplen las encuestas, el 25-M volverá a ser uno de los alcaldes más votados de España. Un éxito acaso empañado por un borrón de amargura: sufrir a los nacionalistas como primera fuerza de la oposición de la ciudad a la que Vázquez siempre llamará La Coruña.

SCIAMMARELLA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_