Compañeros de Víctor Alba recuerdan su "memoria cabreada"

La memoria emprenyada (la memoria cabreada) se titulaba el acto con que el Colegio de Periodistas y el Club d'Opinió Arnau de Vilanova recordó ayer a Víctor Alba, escritor, periodista y miembro histórico del POUM fallecido hace dos meses a los 87 años. La reunión sirvió para evocar su espíritu libre, su lucha política, su trabajo en la difusión de la cultura catalana y su capacidad de indignación.

"Fue una persona que estuvo viva hasta el último día de su vida, que fue capaz de seguir protestando y desarrollando su mala leche con ironía", afirmó Rosa Regàs, sobrina de Pere Pagès i Elias, nombre real de Víctor Alba. La escritora recordó el aura mítica que tuvo para ella la figura de Alba en los años en que estuvo preso bajo el franquismo y, después, cuando marchó al exilio a Francia, México y Estados Unidos. A través de él y de una nutrida correspondencia, explicó, se inició en política, conoció lo que pasaba en el mundo y se introdujo en la historia de la guerra civil: "Sabíamos que la versión oficial era mentira, pero no sabíamos la verdad".

El editor Rafael Borràs subrayó que cuando regresó del exilio, Alba pudo "asistir al entierro de todo lo que Franco, Hitler y Stalin, sus bestias negras, representaron para la historia de nuestro país". Manel Alberich, compañero en el POUM del periodista y escritor, destacó el trabajo de Alba en la recuperación de la memoria del partido en los últimos años para difuminar un "regusto de calumnia y difamación" arrastrado desde los tiempos de la guerra y de los hechos de mayo del 37. El periodista Joan de Sagarra habló de la década de 1960, cuando le conoció, con Ramon Barnils, y les acompañó en largos años de "camaradería". Y otro periodista, Francesc-Marc Àlvaro, recordó su faceta irónica y vitalista: "Tenía el arte de transformarte, más allá de las ideas, en las actitudes".