_
_
_
_
_
Reportaje:ELECCIONES 25M | Partidos en campaña

Cita en el 'Mercat del dilluns'

Los candidatos coincidieron en el tradicional mercado callejero de Castellón

María Fabra

"Se puede mirar y se puede tocar", gritaba ayer uno de los vendedores del callejero Mercat del dilluns de Castellón. El ambulante hablaba de collares, pulseras y anillos, pero podía hacerse referido a cualquiera de los candidatos a la alcaldía de la capital de La Plana que ayer se pasearon por las atiborradas y calurosas callejuelas que separan los puestos. Los candidatos se dejaron besar, tocar, preguntar e, incluso, agasajar con piropos.

Camisetas, zapatos, sujetadores, pijamas, colchas, botones, jarrones, baratijas y cazuelas. Fruta, verdura, salazones, golosinas y piñones. En el mercado del lunes de Castellón puede encontrarse casi de todo. Pero sólo uno de los candidatos "hizo gasto". Fue el cabeza de lista del Bloc Nacionalista Valencia, Antoni Porcar, que adquirió unas semillas de "flores de colores", ni rosas, ni claveles. Entre los acompañantes, sí hubo más compras, como la del concejal popular Ximo Torres, que se hizo con una bolsa de hermosas cerezas.

"¿Qué es esto, un casamiento?", exclamó sorprendida una de las vendedoras
Más información
Las cuatro grandes ciudades agrupan a un tercio de los electores y son claves para el resultado

El séquito que acompañó al candidato popular, José Luis Gimeno, repartió información y papeletas, aunque tuvo más éxito Ignacio Subías, del PSPV, que además ofrecía claveles rojos, globos y caramelos. Así, anduvo rodeado de decenas de supuestos futuros votantes que agradecieron el detalle socialista.

Algunos llegaron más preparados que otros. Gimeno se desprendió de chaqueta y corbata. Subías llegó en mangas de camisa y Porcar, con la chaqueta puesta.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Los candidatos encontraron, entre los compradores y vendedores del mercado, más receptibilidad que de costumbre. Es decir, de la costumbre que marca que, cada cuatro años, se ha de acudir al siempre transitado Mercat del dilluns como punto inexcusable de campaña. En cualquier caso, según los allegados a los cabezas de lista, el mercado no es un lugar "fácil", porque la gente va a lo que va. Las bolsas, el cambio, el peso, la ganga. Los compradores, a buscar el mejor producto al mejor precio y los vendedores, a captar a los anteriores y a que nadie "despiste" mercancía de sus paraetas.

Pese a que todos los "alcaldables" aprovecharon para hablar de sus proyectos y de su política de mercados, los comentarios de algunos de los ambulantes desvelaron la escasa "alegría" y curiosidad que provocó la visita. "¿Qué es esto, un casamiento?", exclamó sorprendida una de las vendedoras. "Ya están aquí, como siempre que hay elecciones", añadió otro. "El Gobierno que hay ahora es del PP, no?", preguntaba un tercero, mientras una mujer, clavel en mano, consultaba con su acompañante: "¿Subías para qué se presenta?".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_