Héroe por desobediente
El trabajador Hamilton dos Santos había sido encargado por la justicia para destruir con su tractor dos casitas construidas ilegalmente en la finca de un terrateniente de Bahía. El tractorista, un obrero padre de nueve hijos, cuando, escoltado por dos oficiales del juzgado, se encontró a la puerta de aquellas familias que le imploraban con sus pequeños en los brazos que no destruyera sus casas, no fue capaz de encender el motor del tractor. Con los ojos humedecidos de lágrimas y mirando a los oficiales les dijo: "No puedo". Y se bajó del tractor. La justicia ha llamado a su delito con una palabra difícil y será juzgado por desobediencia a la ley. Ayer la prensa nacional calificó su gesto de "desobediencia solidaria". El dueño de la finca se solidarizó con Hamilton y buscará un arreglo para no dejar sin casa a aquellas familias cargadas de hijos pequeños como el tractorista. El lugar donde ocurrió el episodio se llamaba emblemáticamente barrio de Palestina, la tierra del profeta de Nazaret. El tractorista no lo sabía.
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