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Reportaje:

Verdaguer lanza rayos y truenos

La sesión 'after hours' del sábado de Barcelona Poesia esparció azufre en verso por todos los rincones del Raval

La Coral Cantiga estaba cantando L'emigrant en el Palau de la Virreina cuando en el edificio semiabandonado del palomar, en la Rambla del Raval, se declaró un incendio que se comió tres pisos y llegó a chamuscar el palomar mismo. Pero la culpa no la tuvieron las voces impactantes del coro barcelonés, sino Neus Dalmau, que acababa de cantar un poema de Verdaguer con la música de Simpatía por el demonio, de los Rolling. En realidad, toda la sesión de homenaje al poeta, el after hours del sábado en la programación de Barcelona Poesia, fue un tira y afloja entre las dos caras del capellán de los Comillas, a poquísimos metros de la antigua capilla de la familia. Anna Maluquer y Lluís Solà, venidos de las tierras natales del poeta, surcaron sus composiciones más gozosas, entre lo bucólico y lo divino; pero a renglón seguido, Dolors Miquel y el dúo Pedrals-Camacho sacaban a relucir lo más tenebroso del repertorio (El comte Arnau y los Planys a Jesús), y remataba la faena Enric Casasses leyendo fragmentos de las lindezas que el demonio le profería al mosén cuando realizaba sus famosos exorcismos: "Tu em diràs 'atràs, Satanàs', o jo et diré 'atràs, Verdaguer" [nótese la impecable rima del maligno]; ["Anau a l'infern", le increpa el capellán] "Ja no n'hi ha, de dimonis a l'infern, tots som a la terra. L'infern està per llogar". Sólo faltó que subiese al escenario Pau Riba a ejecutar, junto con los desternillantes Mortimer, una surreal y descreída versión del Virolai para que el poeta de Folgueroles se revolviese en su tumba y atizase las llamas (¿del infierno?) contra la casa del palomar, refugio de infieles y quizá de algún poseído. Un admirador le invocó al carboncillo: "Qui ho diu / que al Raval no hi ha caliu?"

Provocaciones, música demoníaca y un 'Virolai' descreído debieron de sulfurar al poeta

Todavía surcaba el aire el olor a chamusquina cuando ayer el poeta Dionisio Cañas empezaba la recogida de palabras en papeleras y contenedores para componer El poema de nadie con "la basura de todos", la performance callejera de los Set Dies. El resultado, una lona de cinco metros por dos forrada de anuncios, papelotes e incluso páginas de un libro, no se sabe muy bien si era poesía o no, pero dejó bien clara una cosa: a pesar del pregonado multilingüismo del Raval, la letra escrita en la Barcelona in habla castellano. O eso, o es que la catalana no la tiran a la basura.

La programación de Barcelona Poesia prevé para hoy un espectáculo infantil, Bestiari (biblioteca de Gràcia, 18.00) y una doble sesión en el claustro de la Casa de Convalescència (Carme 47), Poetas marroquíes (20.00) y Poetas y exilio (22.00).

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