El Barça se afila para la final
El equipo azulgrana, a lomos de Fucka, volvió a sufrir, pero acabó domando a un gran CSKA
El Barcelona sacó punta del dominio escénico con el que ha salvado todos los obstáculos, el de ayer ante el CSKA también, para plantarse por sexta vez en la final de la Euroliga. La semifinal fue de las que se las traen. El Barça tuvo alguna ocasión de pasar bajo palio, pero el CSKA le puso tantas pegas que el final fue tan embarazoso como casi siempre para el equipo de Pesic, que ayer cabalgó especialmente a lomos de un jugador tan atípico, tan especial y, a veces, como anoche, tan demoledor como Fucka.
Los problemas se le acumularon desde el primer momento al Barcelona como a buen seguro le sucederá en la final ante su bestia negra en los últimos tiempos, el Benetton. No cerraban los azulgrana el rebote en defensa y Holden era demasiado rápido para que el marcaje de De la Fuente hiciera mella de verdad. Penetraba como una centella y anotaba llegando en autopista. Pesic buscó el antídoto con Nacho Rodríguez. Ni así. Tuvo que reforzar el dispositivo poniendo en escena a Varejao, más ágil que Dueñas y más eléctrico en sus ayudas a Nacho y en los desplazamientos laterales para cerrarle caminos de llegada a Holden.
BARCELONA 76 - CSKA MOSCÚ 71
Barcelona: Jasikevicius (9), De la Fuente (7), Bodiroga (17), Fucka (21), Dueñas (1) -cinco inicial-; Femerling (4), Navarro (8), Nacho Rodríguez (7), Varejao (2).
CSKA Moscú: Holden (21), Chatzivretas (8), Khryapa (6), Panov (0). Alexander (13) -equipo inicial-; Songaila (14), Monya (3), Bashminov (4), Papalukas (2) y Z. Pashutin (0).
Árbitros: Pitsilkas, Rems y Belosevic.
Palau Sant Jordi. Lleno. Récord de asistencia con 16.670 espectadores. El Barcelona y el Benetton de Trevisso, que en la primera semifinal derrotó al Montepaschi de Siena, jugarán mañana la final de la Euroliga (20.30).
El CSKA empezó a toda pastilla. Le dio más marcha al partido que el Barcelona, que se pasó un buen rato con la lengua fuera, desgastado por la presión por toda la pista y por las constantes faltas que recibió. Un arma de doble filo para el CSKA, que atascó el ataque azulgrana pero que concedió un montón de tiros libres. Ivkovic debía considerar este aspecto un mal menor, un coste aceptado por enjaular al máximo a Bodiroga, el único que realmente dañaba la defensa rusa. El único, a excepción de Fucka. El esloveno-italiano, por libre, aparecía de manera repentina y alimentaba el depauperado marcador azulgrana (7-17).
El CSKA empezó a pagar tal cúmulo de faltas y el cansancio de Holden, que por momentos iba y venía de punta a punta de la cancha, más obligado a ello cuando se le encomendó sujetar a Navarro. Los pívots del Barcelona tuvieron problemas para ajustar su defensa sobre Alexander, Songaila y Monya, muy dados a buscarse tiros a media distancia. Cuando solucionó ese problema y cerró el rebote defensivo, el Barça le dio la vuelta al marcador. Se fue al descanso con siete puntos de ventaja (45-38).
La cosa iba bien. Estaba para poner tierra de por medio (50-41), pero los rusos volvieron a la carga. Holden, apagado por momentos, revivió de golpe mientras que Songaila y Alexander se imponían a Dueñas y Varejao. Al Barcelona volvía a costarle Dios y ayuda anotar. No encontraba huecos dentro ni puntería desde fuera. Resultado, un correctivo en el tercer cuarto. Quedaba confiar en su reprise final.
El Barcelona bailaba sobre el filo de la navaja. Se confundía ante la sorprendente defensa en zona que se sacó de la manga Ivkovic. Cada ataque azulgrana provocaba una úlcera de estomago. En el galope final siempre estuvo por delante, pero siempre por un pelo, no le sobró casi nada. Hasta que Navarro robó un balón a 22 segundos para el final y puso seis puntos de por medio (74-68) no acabó de verse la luz al final del túnel.
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