Problemas de superficie
Las vanguardias de principios del siglo XX abrieron la puerta a la experimentación con materiales y formas nuevos. Lo que los críticos norteamericanos llaman el "modernismo", es decir, el internacionalismo surgido tras la Segunda Guerra Mundial, fijó la atención en las superficies cromáticas, en los denominados "campos de color", como forma específica de la pintura. Experimentar con la aplicación del color en superficies planas de diversa materialidad es, por tanto, una labor muy característica de la modernidad vanguardista que ha ocupado a los pintores, como tema, durante casi un siglo. Lo curioso es que esta actividad, aparentemente simple, no ha concluido aún su andadura como lo demuestran dos exposiciones que coinciden en el tiempo en Madrid, la de Pedro Calapez (Lisboa, 1953) y la de Andoni Euba (Bilbao, 1962).
PEDRO CALAPEZ
Galería Max Estrella
Santo Tomé, 6. Madrid
Hasta el 7 de junio
ANDONI EUBA
Galería Almirante
Almirante, 5. Madrid
Hasta el 31 de mayo
Ambos artistas utilizan un mismo soporte material, el aluminio, sobre el que aplican la pintura siguiendo técnicas muy diferentes, lo que supone, sin embargo, acabados y apariencias visuales que no inducen a establecer comparaciones de similitud plástica entre sus obras. A pesar de la evidencia de sus diferencias, en las obras de los dos se puede encontrar una voluntad experimentadora que parece seguir una misma dirección: la de mostrar una superficie plana sobre la que se aplica el color, desvelando los matices que éste posee.
Calapez compone sobre la pared, como si fueran azulejos, diferentes planchas de aluminio que ha pintado individualmente con colores y técnicas de aplicación muy distintas pero ejecutadas con grandes brochazos de acrílico de tonalidades intensas y saturadas, destacando carnosas texturas sobre la tersa superficie del metal. Alejado de cualquier posibilidad de ilusión perspectiva, su obra afianza el carácter plano y abstracto de la pintura, mostrando sus cualidades cromáticas y su carnosidad. Se trata de unas obras que entroncan con una tradición europea que va desde el lirismo cromático de Nicolas de Staël hasta el conceptualismo visibilista de Gerhard Richter. Por su parte, Andoni Euba comenzó pintando superficies muy tersas y monocromas, que recordaban las primeras pinturas de Donald Judd, para interesarse ahora por fantasías figurativas, al servirse de siluetas de peces. Sin embargo, estas siluetas son meras máscaras que desvían la atención sobre el verdadero tema que es, a mi entender, el tratamiento pictórico de estas superficies lisas en las que el óleo parece deslizarse formando frías y tornasoladas superficies de color sfumato que se entretejen en forma de espigas o de húmedas escamas superpuestas.
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