_
_
_
_
Reportaje:

Ella prefería a Pekín

Amenaza de 40 años de cárcel para un agente del FBI engañado por una espía doble

Enric González

Cada año de amor puede costarle a James Smith dos años de cárcel. Fueron 20 de romance y el fiscal pide contra él una condena de 40. La historia de Smith, de 59 años, agente jubilado del FBI, es larga y compleja y contiene, como las buenas historias de espionaje, grandes dosis de ambigüedad y traición. Como suele ocurrir también en las historias de espías, nada está del todo claro y nadie es enteramente bueno o enteramente malo. Sólo una cosa parece segura: James Smith pagará muy caros sus sentimientos.

El agente jubilado fue militar hasta 1970 y desde entonces trabajó para la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) en Los Ángeles, como especialista en China. En 1981, Smith estableció contacto con una empresaria estadounidense de origen chino, Katrina Leung, bien conectada con el Gobierno de Pekín, y la convirtió en "doble agente" a sueldo de Washington. Smith se enamoró de ella en cuanto la conoció, y ambos se hicieron amantes para siempre bajo un triple secreto: su relación no debían descubrirla ni el FBI, ni el espionaje chino, ni la esposa de él.

Katrina fotocopiaba documentos del maletín de Smith cuando se reunía con él en hoteles o en su casa

Así pasaron los años. Oficialmente, Katrina Leung, de 49 años, que según los documentos del FBI utilizaba de forma ocasional los seudónimos Chan Man Ying, Chen Wen Ying, Luo Zhongshan y Parlor Maid (Doncella de Salón), era un activo, o agente infiltrado, del contraespionaje estadounidense, y James Smith era su "tutor", el encargado de dirigirla en sus gestiones con la Administración china. Katrina, que llegó a mantener conversaciones personales con el presidente Jiang Zemin, el ex presidente Yang Shangkun y el primer ministro Zhu Rongji, percibió durante 20 años casi 1,7 millones de dólares, abonados por su tutor como pago por la información que obtenía en China.

Pero Katrina Leung era capaz de acumular más secretos que su tutor. Smith ignoraba que cuando se reunía con ella, en hoteles o en su casa, o en ciudades como Londres y Hong Kong, la Doncella de Salón hurgaba en documentos de su maletín y los fotocopiaba. Smith, a quien Katrina llamaba JJ, también ignoraba que entre 1988 y 1999 la Doncella de Salón mantuvo un romance paralelo con otro agente del FBI, cuyo nombre se mantiene bajo anonimato en las acusaciones presentadas ayer por el Departamento de Justicia.

Smith, por supuesto, facilitaba pequeñas dosis de información secreta a Katrina: algo tenía ella que proporcionar al gobierno chino para ganarse su confianza. Los jefes de Smith sabían que Katrina recibía esa información. Pero en el ambiguo equilibrio en que vive cualquier agente doble, ella fue inclinándose hacia Pekín.

La relación profesional entre James Smith y Katrina Leung era pública y notoria. Dos décadas juntos como tutor y activo daban para mucha confianza. Aún así, en la oficina del FBI en Los Ángeles causó cierta extrañeza que Smith acudiera con Katrina, y no con su esposa, a la fiesta que organizaron sus compañeros con motivo de su jubilación, en noviembre de 2000. Más extrañeza causó que Katrina se permitiera filmar la fiesta, a la que acudían varios agentes clandestinos, con una videocámara. Y despertó profundas sospechas que Smith siguiera manteniendo contactos habituales con Katrina, pese a que ella, como activo del contraespionaje, hubiera quedado bajo la tutela de otro agente.

El FBI empezó a seguir a la Doncella de Salón, a registrar su equipaje cuando viajaba a China y cuando volvía, y a interceptar sus llamadas telefónicas y sus correos electrónicos. Un registro en el domicilio de la agente doble, el 12 de diciembre de 2002, permitió hallar documentos secretos acumulados por Katrina Leung durante años y más o menos ocultos entre los libros de su biblioteca. Smith fue sometido a interrogatorio y admitió que tal vez había sido descuidado, que tal vez había entregado a su antiguo activo más información de la permitida, pero negó haber cometido delito alguno y, sobre todo, negó cualquier relación sentimental con ella.

Para entonces, sin embargo, el FBI lo sabía ya casi todo. Cada contacto entre ambos era vigilado por el contraespionaje. El 5 de noviembre de 2002, la pareja había sido filmada cuando intercambiaba más que sentimientos en un hotel de Los Ángeles. Poco después, Katrina Leung confesó que había abusado del amor de James Smith y había favorecido a los chinos en perjuicio de Estados Unidos. Leung está en la cárcel. Smith ha sido puesto en libertad provisional, bajo fianza de 250.000 dólares. Aún no hay cargos contra ella.

Katrina Leung, durante un acto celebrado en San Gabriel (California) en marzo de 1997.
Katrina Leung, durante un acto celebrado en San Gabriel (California) en marzo de 1997.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_