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Dos de cada tres jóvenes prefieren ser funcionarios a tener contrato indefinido

Un estudio refleja que la juventud prefiere vivir de rentas antes que ejercer un trabajo

La competitividad, la flexibilidad laboral o la adaptación permanente al puesto de trabajo que se extiende en las sociedades más avanzadas contrasta con la disposición de los jóvenes valencianos hacia el empleo de acuerdo con los resultados de la tercera oleada de un estudio elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. El Observatorio de Inserción Laboral (1996-2002) revela que dos de cada tres jóvenes sueñan con la seguridad de una plaza de funcionario y tres de cada cuatro aspiran a trabajar en su localidad de residencia y en horario habitual.

El trabajo del IVIE presenta a los jóvenes valencianos como mayoritariamente satisfechos respecto a la vida en general, sus estudios o su trabajo y ante la situación económica de sus hogares. El índice de satisfacción, además, ha crecido ligeramente en cada una de las tres oleadas del estudio.

El trabajo de campo se extendió a las zonas metropolitanas de Madrid y Barcelona desde 1996 y pone de manifiesto una evolución inversa en el grado de satisfacción entre los jóvenes residentes en las dos grandes capitales. Sin embargo, madrileños y barceloneses también resultan sentirse mayoritariamente satisfechos.

El primer objetivo del trabajo es analizar el fenómeno de la inserción laboral y la tercera oleada mejora aspectos cualitativos puesto que el estudio arrastra la evolución de buen número de los encuestados a lo largo de los últimos años.

Al igual que en ediciones anteriores, la fórmula más eficaz para encontrar empleo es consultar a los familiares y amigos más directos. El entorno personal fue clave en la colocación del 74% de los jóvenes valencianos que encontraron empleo en 2002. Sin embargo, el envío de currículos o cartas para solicitar empleo y el recurso a agencias de colocación ha crecido en los tres últimos años. Hasta un 36% de los encuestados aseguraron haber recurrido al envío del currículo para lograr trabajo.

Los datos tropiezan con la percepción de los jóvenes respecto a las razones por las que han conseguido su puesto de trabajo. La iniciativa personal, los estudios, los contactos y la experiencia son, por ese orden, los factores que los jóvenes valencianos consideran decisivos para explicar cómo han conseguido un empleo. La suerte también tiene notable relevancia para los contratados por primera vez.

El estudio revela que el peso relativo de los contactos se ha reducido como factor decisivo para conseguir un empleo en favor de la importancia que los jóvenes conceden a la iniciativa, la experiencia y los estudios.

La calidad del empleo ha mejorado sensiblemente desde 1996 a 2002 entre los jóvenes valencianos. El porcentaje de contratos temporales se ha reducido ocho puntos desde el 56% al 48%. Pero el porcentaje de contratos indefinidos se ha elevado desde el 7% al 35%. El número de jóvenes que trabajaban sin contrato, un tercio de los encuestados en 1996, se ha reducido a un 11% en 2002.

Casi dos tercios de los encuestados que disfrutan de un empleo consideran que su trabajo se ajusta a su cualificación profesional. Otro tercio, sin embargo, afirma que su formación es superior a la que exige su empleo. Sólo un exiguo 2% reconoce que su empleo desborda su cualificación.

Los responsables del estudio han elaborado su propia tabla para establecer la adecuación entre la formación y el empleo que desempeñan los encuestados. La estimación alternativa a través de criterios objetivos apunta que más de las mitad de los jóvenes disfrutan de una formación superior a la requerida por su empleo y sólo en torno a un tercio ocupan un trabajo adecuado a sus estudios. El restante 10% asume trabajos por encima de su nivel de estudios.

El trabajo no aspira a establecer el perfil ideal para conseguir un empleo, pero si establece que el menor porcentaje de parados en relación a los estudios corresponde a los jóvenes que disfrutan de formación profesional de superior.

La edad de inserción laboral, según los resultados de la encuesta de 2002, se ha retrasado en los tres últimos años. En la actualidad, la mitad de los jóvenes valencianos de 27 años residen en el hogar paterno. La edad media a la que inician la vida en pareja se establece a los 29 años y un tercio tienen su primer hijo a esa edad. Hace tres años, las mismas medias se situaban al menos año y medio por debajo.

'Stress ma non troppo'

La querencia de los jóvenes valencianos por la estabilidad y la escasa consideración del empleo en relación a la estima de la familia, el ocio o la formación que arroja el estudio sobre capital humano elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas responde a una expresión de preferencias, a una opción deseada entre varias posibles. El profesor de la Universidad de Valencia José María Peiró se apresuró a aclarar la cuestión metodológica para explicar que no debe considerarse preocupante, por ejemplo, que los jóvenes valencianos prefieran vivir de rentas antes que trabajar porque lo más probable es que la vida real no les ofrezca tal opción.

José María Peiró sugirió que la percepción subjetiva de los jóvenes sobre el mercado laboral se construye esencialmente sobre las expectativas de los padres. Así, el hecho de que los jóvenes declaren muy mayoritariamente que prefieren ser funcionarios que disfrutar de un contrato indefinido en una empresa privada se debe a la construcción social de una realidad ficticia en su entorno inmediato.

Peiró alertó sobre el choque que supone para muchos jóvenes el primer contrato y hasta qué punto puede defraudar sus expectativas tropezar con patrones que no respetan ciertos mínimos.

La placidez en la que se desenvuelven los jóvenes antes de acceder al mercado laboral, de acuerdo con los resultados del trabajo que ponen de manifiesto su grado de satisfacción ante la vida, debilita el "músculo", señaló Peiró.

El profesor sugirió que el afán por superarse, tener iniciativa en el entorno laboral o influir en la mejora de los procesos de producción puede generar stress. Pero subrayó que cierta presión es buena, "ejercita el músculo". Lo grave es entrar en la jungla del mercado sin ningún ejercicio previo. La receta es: stress ma non troppo.

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