Vocación de capitalidad
Lleida es una ciudad que en los últimos años ha experimentado un crecimiento espectacular al amparo de un plan general que marca las pautas urbanísticas hasta 2015. Bajo el mandado del actual alcalde, el socialista Antoni Siurana, se ha diseñado un modelo de ciudad moderna con vocación de capitalidad de un amplio territorio deficitario en servicios y equipamientos culturales que empezará a cohesionarse a partir de la llegada del AVE, una infraestructura de la que el tejido social y económico espera mucho.
Además del AVE, hay otros temas que han acaparado la atención de los leridanos, como los numerosos proyectos encallados (los antiguos cuarteles de Gardeny, rehabilitación del centro histórico, recuperación del entorno de la Seu Vella y construcción de la variante sur), los problemas de tráfico y, sobre todo, el endeudamiento del Ayuntamiento, que según la oposición municipal supera los 120 millones de euros, y la fuerte presión fiscal, que ha aumentado el 16 % en los últimos cuatro años y es la más alta de Cataluña y la sexta de España.
En cambio, este panorama negativo contrasta con otras variantes, como las que apunta la revista Actualidad Económica, que coloca a Lleida en el segundo lugar de la lista de capitales de provincia con mejor calidad de vida después de Girona.
Siurana, que opta a la reelección después de más de 20 años como alcalde de Lleida, no parece inmutarse ante el aluvión de críticas recibidas por su gestión económica. No sólo no se inmuta, sino que contraataca con el argumento de que el consistorio es uno de los más ricos porque cuenta con mucho patrimonio, aunque amasado a golpe de crédito. Las elecciones del próximo día 25 de mayo volverán a ser una reválida para Siurana, el único alcalde socialista de la hornada de 1979 que ha sobrevivido al proceso renovador iniciado hace dos años por el partido.
