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LA REFORMA DE LA SECUNDARIA

"Una literatura marginada y una historia inabarcable"

Los profesores denuncian la discriminación de la literatura y la amplitud del temario de historia

Los colectivos de profesores de Lengua y Literatura están "moderadamente satisfechos" con la hora de clase que ganan en los contenidos mínimos entre 1ºy 2º de la ESO, pero critican que no se haya potenciado la Literatura en el bachillerato, condenada a la marginación ante la amplitud del temario que comparte con Lengua. La Historia de España contemporánea de 2º de bachillerato se amplía y comienza en la Hispania romana. El profesorado considera este nuevo temario "imposible de abarcar en un solo curso", a pesar de haberse reducido casi a la mitad respecto al que quería implantar inicialmente el ministerio.

El aumento en una hora del horario mínimo de Lengua en el primer ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que el ministerio marca para toda España ha sido presentado por el Gobierno del PP como uno de los principales logros de la reforma de la secundaria. Las seis horas mínimas de Lengua Castellana y Literatura que se imparten ahora en los dos primeros cursos de la ESO se convertirán en siete. El presidente de la Federación de Asociaciones de Profesores de Español, Esteban Orive, afirma que está bien haber ganado esa hora de lengua, aunque asegura que les habían prometido que serían dos. No obstante, la principal queja que expone Orive hace referencia a la literatura. Asegura que el precio de impartir conjuntamente lengua y literatura es que se transmite a los profesores la responsabilidad de intentar no condenar a la marginación a la literatura frente a las exigencias de una materia instrumental como es la lengua. Esto ocurre sobre todo en el bachillerato. Orive sentencia que "la literatura se ha suprimido en la práctica en los dos cursos de bachillerato". La presidenta de la Asociación de Profesores de Lengua Española de Galicia explica la situación: "Al contar con sólo tres horas de clase a la semana es imposible cubrir todo el programa. Los profesores se preocupan más de reforzar los conocimientos de sintaxis y de gramática que de la literatura, que se da como un mero listín de nombres y títulos". El representante de los profesores de Lengua y Literatura en el Colegio Oficial de Profesionales de la Educación, Félix Navas, explica que esta asignatura aborda en sólo tres horas de clase de 2º de bachillerato a la semana -obligatorias para todos los alumnos- el mismo temario que recibían los alumnos de letras del antiguo COU en ocho horas. La conclusión de Navas es que este apelotonamiento de contenidos provoca "un empobrecimiento considerable de los conocimientos de literatura". Navas concluye que "a los chicos les cuesta más aprender lengua que literatura, y es normal que las clases se centren en lengua porque es la materia que más se les exige en selectividad". Según cuenta el catedrático Esteban Orive, nueve asociaciones de profesores pidieron al ministerio que añadiera dos horas al horario de esta materia en el bachillerato, o bien que la optativa de Literatura Española y Universal se convirtiera en obligatoria dentro del bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales. Pero no han tenido suerte. Otra queja generalizada entre los profesores de lengua es su impotencia para combatir la "alarmante pobreza expresiva" de sus alumnos. En este sentido, las asociaciones critican que no se haya incluido en la reforma ninguna iniciativa de fomento de la lectura o apertura de bibliotecas, tal y como sugería el dictamen de humanidades que coordinó el ex ministro de Educación Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona. El portavoz de la Asociación de Profesores de Español de Cataluña, Juan José Sotelo, opina que hace falta "institucionalizar una hora obligatoria de lectura en clase, con un diccionario de apoyo, y una lista mínima de autores". En cuanto a la enseñanza de la historia, las asociaciones de profesores protestan porque tendrán que impartir en las tres únicas horas semanales de que disponen en 2º de bachillerato 16 grandes temas de historia de España. El temario de esta materia es un poco más amplio que el que se impartía en el antiguo 3º de BUP. Esta materia incluye un tema de Prehistoria y Edad Antigua, tres de la Edad Media, cuatro de la Edad Moderna y ocho de la Edad Contemporánea, con lo que duplica los temas que abarcan la actual asignatura, en la que se estudian los siglos XIX y XX. El presidente de la Asociación Española del Profesorado de Geografía e Historia, Francisco García, cuenta que la consecuencia de imponer un temario tan amplio es que "se pasará de puntillas por los temas y no se darán tan bien como sería deseable". García critica además el exceso de cronología, dice que "es un sistema muy cerrado, que permite muy pocas posibilidades didácticas al profesor". Este profesor ironiza sobre la posibilidad de que la reforma suponga una invasión ministerial de las competencias educativas autonómicas: "Cada autonomía escoge sus textos de historia. Esto provocará que todos los manuales compartirán unos epígrafes comunes, pero los contenidos serán los que quiera poner cada editorial para dar gusto a las autoridades educativas".

El papel del profesor

Más lejos aún llega el profesor gallego de historia Daniel Bravo. Recuerda que en teoría todo manual de historia debe incluir un porcentaje de contenidos mínimos comunes para toda España (55% en las comunidades con lengua propia y 65% en el resto) y una parte del temario definido por cada autonomía. "Pero en la práctica ni siquiera sabemos qué contenidos vienen de un sitio o de otro. Al final lo único que cuenta es la interpretación que hace cada profesor de los objetivos que tiene que impartir, ni siquiera tiene por qué hacer caso al libro". Bravo reconoce como principal condicionante de las clases la preparación de los alumnos para la prueba de selectividad. Francisco García dice que hubiera sido preferible buscar un consenso más amplio, para que "los hechos históricos más relevantes de cada comunidad autónoma formaran parte del cuestionario común de todos los alumnos". El colectivo docente de historia está "sorprendido" por la insistencia del ministerio en recuperar el enfoque cronológico. La profesora catalana Roser Reynal explica que "hay que buscar que los alumnos tengan un punto de referencia, no se puede enseñar la historia fuera del tiempo; pero no era necesario recordarlo, los profesores siempre seguimos en nuestras clases un hilo conductor, porque así hemos aprendido nosotros la historia". La misma educación física J. J. G. Madrid La educación física es, junto a la lengua extranjera, una de las materias que apenas se verá afectada por la reforma de los contenidos mínimos de la ESO y el bachillerato que planea realizar el ministerio. La educación física seguirá contando con un mínimo de dos horas semanales en cada ciclo de la ESO (algunas comunidades autónomas imparten ahora dos horas por curso) y sus contenidos aparecen algo más especificados. En bachillerato, el ministerio sólo exigirá que se imparta en toda España una hora semanal en el primer curso (la única novedad es que hasta ahora eran las propias comunidades quienes decidían si impartían la hora obligatoria de educación física en primero o en segundo de bachillerato). Los profesores de esta disciplina deseaban que la educación física fuera materia común (obligatoria para todos los alumnos) en los dos años de bachillerato, y no sólo en uno. "Los alumnos que se quedan sin educación física en segundo de bachillerato pierden un año de formación en una materia que les es imprescindible para cursar los estudios superiores de educación física, o para presentarse a determinadas oposiciones", se lamenta la vicepresidenta del Consejo de Colegios Profesionales de Educación Física, María de los Ángeles Díaz García. Más filosofía para todos y el mismo latín para unos pocos J. J. G. Madrid La filosofía y el latín, ambas asignaturas de bachillerato, representan la cara y la cruz de la reforma. La filosofía, hoy día asignatura común para todos los alumnos en primero de bachillerato, lo será también en segundo, gracias a la nueva asignatura de historia de la filosofía (que repasará a 17 grandes autores desde Platón a Ortega). El latín no experimentará ningún cambio, y sólo será obligatorio para los estudiantes del bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales que escojan la rama de Humanidades (y no para todos los alumnos de esta modalidad de bachillerato, como pretendían la Sociedad Española de Estudios Clásicos y la comisión de especialistas que el Ministerio de Educación reunió el pasado septiembre en San Lorenzo de El Escorial). Los profesores de filosofía han reaccionado con "relativa satisfacción" ante la reforma, según dice el presidente de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía, Luis María Cifuentes. Este profesor valora que los alumnos de segundo de bachillerato conozcan las respuestas que dieron los grandes autores a los problemas filosóficos que se estudian en primero, pero considera que un repaso a 17 filósofos es demasiado. "No cabrán todos, los chicos no pueden asimilar tanto contenido", opina. La situación en la que queda la filosofía la resume el catedrático y profesor de secundaria José Antonio Freijo: "Recupera el horario que tenía en el antiguo BUP". En cuanto a la ética (una asignatura que se imparte a todos los alumnos de cuarto de la ESO como antesala de la filosofía), la reforma únicamente propone hacer hincapié en temas como la democracia y los derechos humanos". Ética y religión Cifuentes se hace eco de un temor común entre los profesores de ética y filosofía: "La ética no puede plantearse como una alternativa a la religión porque es una enseñanza única, racional y común a todos los ciudadanos, independientemente de sus creencias religiosas". Por su parte, Freijo añade que "el lugar natural de la educación en valores es la ética". Mejor suerte que el latín ha tenido la otra lengua clásica que se estudia en bachillerato, el griego. El griego, que ahora sólo es obligatorio en un curso del bachillerato de Humanidades, pasará a serlo en los dos, con lo que iguala la situación del latín. Respecto a la asignatura optativa de cultura clásica, que en la actualidad es de oferta obligada en al menos un curso del segundo ciclo de la ESO (tercero y cuarto), lo será finalmente en los dos.

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