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Benítez acusa de indisciplina a Kily González y le aparta del Valencia

Casi desde que se vieron frente a frente, a principios de la temporada pasada, sus relaciones fueron tormentosas. Tras sucederse los desencuentros, el técnico del Valencia, Rafa Benítez, ha apartado ahora cinco días del equipo por indisciplina al jugador que más cobra -cerca de 1,8 millones de euros netos al año-, el argentino Kily González. Benítez le acusa de faltar a algunas sesiones de recuperación para superar la lesión de tobillo que arrastra desde el 16 de marzo, cuando sufrió una fuerte entrada de Karanka, defensa del Athletic.

González tiene previsto dar mañana una conferencia de prensa para defenderse de las imputaciones. No está contento con cómo están tratando su dolencia los médicos del club y alega que su profesionalidad no puede ser puesta en duda. Sobre todo, tras haber sido lesionado de gravedad dos veces este curso. La anterior se remonta al 24 de noviembre, cuando se lastimó una rodilla tras una dura entrada de Aganzo, delantero del Valladolid.

Esta última lesión impidió el traspaso de Kily en diciembre, lo que pretendía el club, que ya lleva dos años tratando de deshacerse de él. Y es que el volante argentino cuenta con el apoyo incondicional de la hinchada, que adora su chispa y entusiasmo por la banda izquierda, pero no con el de la entidad, que le reprocha su alto salario y sus malas relaciones con el entrenador. El club entiende además que su demarcación está bien cubierta con Vicente.

El curso pasado estuvo plagado de conflictos. González, por ejemplo, protestó airadamente por las restricciones alimentarias impuestas por Benítez. No se tragaban, pero se dieron una tregua tras conquistar la Liga. Las heridas se reabrieron hace dos semanas en el programa El Tirachinas, de la Cope. González dijo que Benítez se había equivocado en unas declaraciones en las que acusó públicamente a parte de la plantilla de no empujar lo suficiente. En ese momento, González, con contrato hasta 2007, firmaba lo que parece la ruptura definitiva con el técnico a la espera de ser traspasado.

El caso se enmarca dentro de la tensión entre Benítez y algunos jugadores de la plantilla, que se quejan de su obsesión por querer controlarlo todo.

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