_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pla

Un año y seis meses después de su comparecencia como invitado en el ágape ritual del Club Jaume I recién elegido por segunda vez Secretario General del PSPV-PSOE, el pasado lunes Joan Ignasi Pla volvió para presentar su oferta como candidato a la Presidencia de la Generalitat Valenciana.

Como escribí entonces, puedo repetir ahora que "estuvo seguro, pausado, sujeto a su propio guión sin perderse ni una sola vez, y eso que hubo preguntas con pólvora [Pérez Benlloch], para suspender [entonces la de Vicent Albero, hoy candidato del BNV por Castelló a las Corts, el lunes la del obispo Sanus, también sobre el PHN], o llorar [la de Antonio Sotillo, compañero de partido, sobre si hay o no cadáveres en su armario], y, en fin, hasta (modestas) lecciones de politología hubo que el ponente aceptó como buen alumno, excelente encajador y prudente estratega, no en balde se trata de un auténtico corredor de fondo que sobrevivió al canibalismo de la patera con la que ha recorrido el estrecho de la transición desde la derrota hacia la normalidad" (EP, 17/10/01).

Pero esta vez hubo más: recitó todas las líneas en que se apoya su programa en la primera intervención, mientras los comensales daban cuenta de la ensalada, y yo me esforzaba en tomar nota de todo para disponer de datos para mi acostumbrada intervención en las tenidas del Club.

No pude evitar darle consejos, y no escatimé una felicitación que le debía por su decidida apuesta por el pacto que trajo la AVL, y por la valentía con que defendió el cierre del acuerdo frente a la ventisca interna de su propio partido y el juego ambiguo de sus socios universitarios, y, desde luego, me guardé una crítica nodal para algunos aspectos de su discurso que no le colocan del todo en la deseada captación del electorado de centro.

Pla, siguiendo el halo de su intervención de octubre de 2001 en el Club, se mostró seguro y convincente en su defensa de una nueva cultura de lo democrático, enfatizando sobre aquellos aspectos que pueden mejorar la calidad del modelo en el que vivimos y proyectando una apretada nómina de valores adscritos a la ética de la convicción democrática como fondo de su discurso, algo denotativo de que estamos ante un candidato de oposición a la búsqueda de la atención del centro político auténticamente democrático.

Sin embargo, cuando el candidato Pla contrastaba las políticas gubernamentales (fruto presunto, le apunté, de la ética de la responsabilidad) y sus logros con la alternativa que él representa tendía a minimizar los éxitos de aquellas y destacar los fracasos, apoyando con ello que la percepción positiva que los electores tienen de lo realizado por el PP se afiance.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En ese sentido, y tomando sus palabras a propósito de los índices de bienestar o malestar de la sociedad valenciana, le sugerí que no se olvide de pasearse por el centro de nuestras grandes ciudades y por las calles mayores de los municipios significativos, o los lugares de esparcimiento y de ocio para comprobar in situ datos palpables de los índices de bienestar social por si la impresión que manifestó de que el PP podría estar perdiendo el centro lo es en base a que realmente se acabó la alegría de la clase media (que no creo) o más bien se trata de un sofisma cosido al programa ligado sólo a la actitud del PP en el conflicto de Irak. Las más de mil propuestas del programa quedaron en enunciados globales; lo importante fue que incluso sus detractores le vieron sólido. Y eso ya es mucho.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_