A vueltas con el golf

Cuando un asunto se pone de actualidad ocurre a menudo que se leen opiniones muy diversas y algunas muy poco afortunadas o, peor, deliberadamente erróneas. Esto es lo que está ocurriendo ante la proliferación de campos de golf. Así en EL PAÍS del 27 de abril, el presidente del club de golf La Sella de Dénia, José Bañó, afirma: "...un campo de golf consume menos agua que cualquier explotación agrícola, ya sean naranjos, hortalizas o vid. Una hectárea de naranjos suele gastar 650 metros cúbicos al año mientras que un campo de golf de 50 hectáreas en un año de lluvia normal puede llegar a consumir 250-260 metros, si echamos cuentas una hectárea de naranjos gasta diez veces más agua que una de golf".

Por lo que se ve o hay un baile de cifras o Bañó no está bien informado de las necesidades ni de los naranjos ni de las praderas de los campos de golf.

Por no entrar en cálculos y explicaciones técnicas prolijas, me remito a las normas para la producción integrada de cítricos de la Conselleria de Agricultura de la C.V. (DOGV, Nº 3.066 de 28 de agosto de 1997), en la cual establece: "El volumen máximo anual utilizado en el riego no podrá sobrepasar los 7.000 metros cúbicos por hectárea en el riego por inundación y los 6.000 metros en el riego localizado".

Estas cifras son muy superiores a las que se refiere Bañó.

Por otro lado, si calculamos las necesidades de una pradera para práctica de golf en nuestra zona, obtenemos entre el doble y el triple del consumo de los cítricos, más o menos.