La mítica banda de rock Fleetwood Mac revive viejas glorias con 'Say you will'
Lindsey Buckingham y Stevie Nicks superan sus viejas desavenencias y vuelven a grabar
Tan sólo ha faltado Christine McVie, que, harta de los desmanes del rock y la vida en la carretera, ha preferido retirarse a su campiña inglesa natal.
Lindsey Buckingham, de 55 años, y Stevie Nicks, de 54, se reparten ahora escrupulosamente las tareas de composición -nueve canciones para uno, nueve para la otra-, aunque es el vocalista Lindsey el que parece llevar siempre las riendas del proyecto. Suya es la producción artística y suyo ese aire experimental que remite a los tiempos de Tusk (1979), la obra en la que puso mayor empeño.
Buckingham no formaba parte de Fleetwood Mac desde Tango in the night (1987), una grabación tormentosa que propició posturas aparentemente irreconciliables en la banda. Por aquellos tiempos, la cantante Nicks había suplido sus excesos con la cocaína por la adicción al Klonopin, un poderoso tranquilizante. Christine McVie vaciaba una botella de Dom Perignon durante cada concierto y una segunda en los camerinos. Su ex marido, John McVie, había tenido problemas con la policía por posesión de cocaína y tenencia ilícita de armas. Y Buckingham, que desde siempre pareció el menos estrafalario de todos, se permitía caprichos como alojarse durante dos años completos en el hotel Four Seasons, uno de los más lujosos de todo Los Ángeles.
Hoy, recuperados de los vicios más malsanos y reconvertidos en honorables padres de familia, se han propuesto grabar "el disco más agresivo y emocional en la historia de Fleetwood Mac", en palabras de Buckingham. Nicks corrobora en parte este veredicto. "Al marcharse Christine, perdimos el sonido de su piano y nos decidimos por un disco mucho más enfocado a las guitarras. A veces parece seguir la onda de Ginger Baker, Eric Clapton y aquel otro tipo
", apunta, en alusión a Cream.
Pese al renovado consenso, el ahora cuarteto admite que los arrebatos de genio constituyeron un ingrediente consustancial a las sesiones de Say you will. Las discusiones surgían en cada detalle, desde los temas que debían incluirse finalmente en el disco hasta el orden de aparición de las canciones. En un ejercicio salomónico, el primer sencillo (Peacekeeper, de Buckingham) y el contagiosísimo tema central, de Nicks, aparecen en el centro del álbum.
Pero también se cuelan ciertas dosis de ternura entre los surcos de este extenso trabajo. Así, los dos últimos cortes (Say goodbye, de Lindsey, y Goodbye baby, de Stevie) constituyen un homenaje recíproco de quienes fueron amantes durante la primera mitad de los años setenta. Y la voz de Christine McVie se distingue en los coros de Say you will, un canto a la amistad que le dedica Nicks. "Siempre fue mi mejor amiga. Cada día echo de menos su sentido del humor, aquellas estúpidas y divertidas bromas británicas. Invertí ocho semanas completas en convencerla de que no nos dejara, aunque comprendiera su agotamiento", recapitula la aún hoy rubia y atractiva cantante.
Rock industrial
Para las nuevas generaciones, aquellas que ni siquiera habían nacido mientras sus padres ya coreaban Go your own way, Dreams, Say you love me o Don't stop, el nuevo álbum incluye audacias como la furibunda Come, con un sonido cercano al rock industrial. En ella, por cierto, Lindsey Buckingham desliza un verso demoledor ("Piensa en mí, cariño, cada vez que no te corres") que la prensa estadounidense ha interpretado como una alusión a su romance con Anne Heche. Poco después de aquel devaneo, Anne prefirió formalizar una relación lésbica con la también actriz Ellen Degeneres.
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