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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Desarrollo sostenible en acción

La Agenda 21 de Málaga concreta las iniciativas para reducir la 'huella ecológica'

La huella ecológica es un instrumento capaz de revelar en términos fácilmente comprensibles la capacidad de un enclave determinado para generar los recursos que precisan sus habitantes. En definitiva, muestra la superficie de territorio productivo por habitante que se necesita para suministrar la energía y los materiales que precisan los ciudadanos instalados en un determinado nivel de vida.

Utilizando procedimientos que homologan los diferentes cálculos, la huella ecológica de Málaga (4,76 hectáreas/persona) es superior a la que se obtiene a escala regional (4,22) y también rebasa la obtenida para el conjunto nacional (3,3). Para mantener el nivel de vida y tasas de consumo asociadas, cada malagueño precisa de 4,76 hectáreas de territorio productivo, mientras que sólo cuenta con 2,92 hectáreas. Para mantener el actual modelo de desarrollo, se necesitaría multiplicar por tres la superficie provincial.

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Estos datos se hicieron públicos a finales del pasado verano, cuando los colectivos e instituciones que participan en la elaboración de la Agenda 21 de Málaga dispusieron de un detallado diagnóstico ambiental de la provincia. "Con una huella ecológica de este calibre", alertaba entonces Marcos Castro, coordinador del diagnóstico y profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, "no tenemos futuro". Si el sistema no se colapsa, explicaba, es por que el déficit de territorio productivo se equilibra "contrayendo una deuda ecológica insostenible con las generaciones venideras y los países menos desarrollados".

Aquella llamada de atención no ha caído en saco roto. Desde la Diputación se ha impulsado el debate en torno al nuevo modelo de desarrollo que debe quedar reflejado en la Agenda 21, para lo que ya se cuenta con un ambicioso plan de acción que empezó a discutirse a finales del pasado mes de abril. Este catálogo de iniciativas busca, dicho de manera simplificada, reducir esa huella ecológica.

Presión humana

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De esta manera, por ejemplo, se proponen diferentes instrumentos de planificación y gestión que ayuden a moderar la presión humana en el litoral. En algunos sectores de la Costa del Sol la densidad de población rebasa los 1.000 habitantes por kilómetro cuadrado y hay municipios como Fuengirola donde el suelo urbano o urbanizable supera el 90% del territorio disponible. En estas circunstancias se impone un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la capacidad de carga de los diferentes enclaves, ordenando a partir de ella actividades como el turismo o las infraestructuras de transporte.

También preocupa el creciente consumo de energía, ya que en este apartado se vienen registrando en Málaga incrementos que superan el índice de crecimiento económico, con medias anuales en torno al 8% y picos de hasta el 20% durante los meses estivales. Tan sólo el 4% de esta energía procede de fuentes renovables, por debajo de los índices ya alcanzados en el conjunto de Andalucía y España.

La Agenda 21 fija como objetivo lograr, en el horizonte del año 2010, que las fuentes renovables contribuyan con un 15% al consumo energético provincial. Para ello se proponen diferentes acciones que buscan impulsar el uso de paneles solares, parques eólicos e instalaciones de biogás. Todos los municipios de la provincia, detalla el documento, deben adoptar antes del año 2006 ordenanzas para la promoción de la energía solar en edificaciones y también se propone un plan específico para el impulso de esta fuente energética en los establecimientos hoteleros.

El año 2005 es asimismo el límite que se fija para la depuración de las aguas residuales en todos los municipios de la provincia. En dos años deberían eliminarse todos los vertidos contaminantes al mar y a los cauces, por lo que, en este plazo, habría que concluir los planes de saneamiento integral que se desarrollan en la Costa del Sol o en la cuenca del Guadiaro-Genal.

También se proponen acciones para frenar la erosión y el avance de la desertización. En la actualidad, más del 30% de los suelos de la provincia presentan riesgos de erosión altos y casi un 12 % acusan riesgos muy altos. A juicio de los expertos, si esta tendencia no se invierte, en pocos años el territorio malagueño afectado por este problema superará el 70%.

Este proceso sólo puede neutralizarse impulsando la reforestación de los enclaves más sensibles, como cuencas fluviales y terrenos agrícolas abandonados o de baja utilidad. Asimismo, se sugiere la implantación de programas específicos para reducir, y finalmente eliminar, el uso de fertilizantes y biosanitarios en las explotaciones agrícolas, de manera que también se proteja la calidad de los suelos, los acuíferos y los cauces.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

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