Qué mejor que un buen padre

Estas líneas van dirigidas, en este día tan propicio, a todos los padres de familia; a todos los hombres que comparten su vida con alguien con quien un día decidieron sacar un proyecto común y que lo han culminado trayendo algún hijo a este mundo. Como presidente de una asociación de familias, quiero plantearos a todos una profunda reflexión sobre nuestra situación, imagen y comportamiento social. Todos debemos analizar personalmente nuestro papel en la familia que hemos formado y nuestra relación con la mujer junto a la cual nos encontramos.

Cuando analizamos las últimas campañas de sensibilización que se han dirigido en torno a la familia, el único sentimiento que nos puede aflorar es el de preocupación. Los mensajes que transmiten van dirigidos directamente al colectivo que formamos todos los hombres padres de familia. Entre estas campañas destacan la de violencia doméstica y la de sensibilización sobre el reparto de tareas domésticas.

El primero de los casos es una profunda lacra que venimos arrastrando desde hace ya muchísimos años y de la cual todos somos en cierta parte responsables por mala enseñanza, mal ejemplo, mirar a otra parte, etc. Aquí todos tenemos que ser absolutamente inflexibles con nosotros mismos y con aquellos a los que podemos influir positivamente.

En cuanto a la última campaña, la de sensibilizarnos para que compartamos la responsabilidad de las tareas domésticas, tan sólo tenemos que ver que no basta con que nos impliquemos un poco en ellas. Que no es suficiente con que echemos una mano en aquello que se nos pida... Cada uno de nosotros tenemos que comprometernos con nuestros hogares, con nuestras familias y dar en ellas todo lo que podamos, ya que de lo contrario no seremos plenamente ni padres ni hombres.