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Columna
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Vaguete

"¿Por qué Pasión? -pregunta- ¿Eres Pasión las 24 horas del día? ¿Descansas alguna vez de ser Pasión?". No se me pongan calientes, que quien habla es Manuel Chaves. El presidente de la Junta entrevistó y fue entrevistado el otro día por la cantante Pasión Vega, y aunque como periodista Chaves nunca provocará la caída de un presidente de Estados Unidos, como hombre (permítanme que hable del presidente en estos términos) debió de seducir a más de una votante con ese perfil de fiel marido amante que dejó entrever bajo el disfraz de político comprometido: "Tengo 57 años y tengo mucho amor pasado y mucho por disfrutar con mi familia y mi mujer". Zarrías, ¿podríamos poner música a esta letra?

Pero para entrevistas reveladoras de perfiles desconocidos, la de Rejón en La Ventana de la Cadena SER. Luis Carlos Rejón, que fue parlamentario andaluz y hoy ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados, confesó haber subido muchas veces al estrado del Parlamento andaluz "sabiendo", como dice él, "un poquito del tema", es decir, sin tener ni puta idea. Sus fraudes no se llegaron a descubrir nunca porque el nivel de la cámara andaluza -esto también lo dice Rejón- es muy bajo, y es fácil salir de estas situaciones con una faena de aliño, diciendo "dos o tres gracias" y cambiando rápidamente de tercio.

Qué pillo el tío; con lo serio y convincente que parecía tras sus gafas ortodoxas y las barbas entrecanas. "En el Congreso de los Diputados como salgas frívolamente o fuera de tono o no lleves el tema preparado, de una dentellada se llevan una pierna". Bah, no hay que darle mayor importancia; la gente del campo se impresiona mucho cuando llega a la capital, y lo miden todo con el viejo temor que sus ancestros le tenían a la raposa.

No creo que en el Parlamento andaluz se trabaje menos que el Congreso de los Diputados, donde hay gente tan poco válida y con tanto morro como Rafael Hernando o seres mitológicos como López-Amor, menos llamativo en un bestiario que en un parlamento. Allí se sienta también (es una manera de hablar) Felipe González, que si en vez de ser ex presidente del Gobierno fuera auxiliar de enfermería ya habría sido expedientado por absentismo laboral. En el Congreso de los Diputados y en el Parlamento andaluz sucederá, supongo, lo que sucede en todas partes: habrá quien se tome en serio su trabajo documentándose y preparándose las intervenciones; y quienes, como el vaguete de Rejón, prefieran no estudiar y dejarlo todo a la magia de la improvisación, como esos estudiantes de verbo fácil que lograban siempre -los malditos- engañar al profesor y aprobar el examen.

Lamentables, falsas, desafortunadas e impresentables son algunos de los adjetivos empleados por sus antiguos compañeros para referirse a estas declaraciones. Para la socialista Maribel Flores son un desprecio a los andaluces. Pero eso no es verdad: las palabras de Rejón cuestionan el trabajo de los representantes, no el de los representados. Mejor no tomárselas tan a pecho, no vaya a ser que la gente se pregunte, como Chaves, por qué tanta pasión.

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