_
_
_
_

Los cazadores de sueños

Se nos quiere hacer creer que la magia de la posguerra eliminará las incertidumbres

Los cazadores de sueños no cejan en su intento de convencernos de que estamos a las puertas de otra reactivación económica. Se nos quiere hacer creer que la magia de la liberación posbélica obrará de revulsivo. Desaparecerá el velo de incertidumbre, dicen, y empresas y consumidores a una darán rienda suelta a su demanda contenida. Al igual que Estados Unidos encabezó el avance hacia Bagdad, se supone ahora que la economía estadounidense liderará la recuperación mundial. La enfermedad prebélica dará paso a una mejoría posbélica y los mercados financieros internacionales recuperarán el tiempo perdido en estos últimos seis meses. Así de fácil.

Para mí que esto requiere un acto de fe descomunal... Uno de los mitos de la recuperación es que Estados Unidos ha resuelto su problema de ahorro, eliminando de esta forma uno de los impedimentos clave para una reactivación económica sostenida. Nada más lejos de la verdad. Es cierto que la tasa de ahorro privada se ha situado ahora en EE UU en el 4%, bastante por encima del mínimo marcado en octubre de 2001 del 0,3%, pero sigue siendo apenas la mitad de la media del periodo previo a la burbuja 1970-1994, en el que fue del 9%. Pero eso es secundario respecto al hecho de que la leve recuperación del ahorro privado se ha financiado con un vuelco espectacular de la situación financiera del sector público, ya que el presupuesto del Gobierno federal pasó de un superávit del 2,3% del PIB a comienzos de 2000 a un déficit del 2,3% a finales de 2002. Desde la perspectiva de la tasa de ahorro nacional (ahorro agregado de economías domésticas, empresas y sector público), Estados Unidos está en muy mala forma. La tasa de ahorro nacional neta de EE UU, que deduce las dotaciones para amortización asociadas a la reposición del capital productivo obsoleto, cayó en el segundo semestre de 2002 al mínimo histórico del 1,3%. Por comparación, en la década de 1990 el promedio fue del 5% y considerablemente mayor en años recientes. Se trata de una medida aproximada del ahorro generado internamente disponible para financiar la inversión, sustento del potencial de crecimiento económico a más largo plazo de toda economía.

Uno de los mitos es que EE UU ha resuelto su problema de ahorro, uno de los impedimentos clave para una reactivación sostenida
Más información
¿Y ahora qué nos espera?

Ahorro interno

Al carecer de ahorro interno, EE UU no tiene más alternativa que importar el ahorro excedentario extranjero e incurrir en un enorme déficit por cuenta corriente para atraer dicho capital. Pero eso no es todo. Al agrandar el déficit el actual presupuesto federal estadounidense, como resultado de la incidencia conjunta de una economía débil, el coste de la guerra y de la posguerra, y varios años de inoportunos recortes fiscales, el ahorro nacional neto de EE UU sólo puede continuar menguando.

Otro mito de la recuperación es pretender que el riesgo de deflación ya ha pasado. Después de todo, se arguye, desde siempre fue un escenario poco probable. Y, dado que la mejoría mundial previsiblemente se traducirá en un cambio de tendencia en el ciclo económico, parece conveniente retomar la tradicional obsesión por la inflación. En este aspecto, es imperativo no perder de vista la realidad de los hechos. Por si alguien no lo ha notado, Estados Unidos continúa deslizándose por la resbaladiza pendiente que conduce a la deflación. Indudablemente, el encarecimiento del precio de la energía a raíz de la guerra está alimentando la inflación nominal. Pero la inflación subyacente está disminuyendo a toda marcha. Excluidos alimentación y energía, el IPC estadounidense no se movió en marzo de 2003 y, en el primer trimestre de 2003, fue de sólo el 0,8%; esta cifra es muy inferior al máximo del ciclo del 2,8% alcanzado a finales de 2001, y suficiente para dejar en marzo la tasa interanual en el 1,7%, prácticamente el mínimo de los últimos 40 años. El argumento de la deflación se apoya en tres elementos: la debilidad del ciclo económico, que sigue limitando la demanda agregada; el exceso de oferta resultante del estallido de la burbuja, y la incesante presión de la globalización, que está recrudeciendo la competencia tanto en mercancías como servicios. En mi opinión, los peligros de la deflación mundial, que se dejaron sentir por primera vez en Asia, aún representan un riesgo considerable para Estados Unidos y Europa. No es momento ahora de intentar ocultarlos bajo la alfombra.

Un quinto mito de la recuperación es la idea de que la mejoría posbélica en EE UU provocará una reactivación económica en el resto del mundo. Lamentablemente, el mundo sigue caminando en sentido opuesto. Nuestros equipos de análisis económico de Europa y Japón continúan previendo, a lo sumo, un crecimiento ligeramente positivo en el segundo trimestre de 2003. Los últimos indicadores de producción de la zona euro no fueron tan malos como habíamos supuesto, pero la tendencia continúa apuntando a un crecimiento del PIB, en el mejor de los casos, inferior al 1%. Además, aunque la última revisión anual de la cifra de producción industrial en Japón fue al alza, como se preveía, la tendencia subyacente continúa siendo de inequívoco estancamiento. Por otra parte, la probabilidad de deterioro de la situación por efecto de la neumonía atípica asiática (es decir, el síndrome respiratorio agudo severo o SRAS) parece estar aumentando en toda Asia, excluido Japón. La economía de Hong Kong está prácticamente estancada. Recientemente, el Gobierno de Singapur anunció que las entradas de turistas habían caído en los 13 primeros días de abril un 61% en tasa interanual. Y Taiwan, Corea y Malaisia están preparándose para encajar el impacto de la neumonía asiática. China continúa siendo la excepción en la región, en especial si se considera el asombroso crecimiento de su PIB en el primer trimestre de 2003, que fue del 9,9% en términos reales. Sin embargo, en un clima de desaceleración regional y mundial, cabe dudar incluso del carácter sostenible de la dinámica de crecimiento china.

Intercambios comerciales

Los intercambios comerciales totales (suma de exportaciones e importaciones) ascendieron en el primer periodo de este año al porcentaje récord del PIB del 61%, lo que representa un aumento sobre el 50% de 2002 y básicamente dobla el 32% de hace una década. Además, por sí solo, el crecimiento de las exportaciones representó el 71% del crecimiento total del PIB en los cuatro trimestres anteriores al final del primer trimestre de 2003. Esto no sólo pone de manifiesto la extraordinaria dependencia que tiene China de la demanda externa y, conjuntamente, de la creciente actividad de externalización, sino que revela también una notable falta del motor autónomo de la demanda interna. En resumen, hay pocos motivos para creer en el mito de que el resto del mundo está a punto de contribuir por su cuenta a las perspectivas de crecimiento mundial.

El inconveniente fundamental del escenario de mejoría posbélica es que el mundo ya se enfrentaba a muchos de estos problemas mucho antes de la guerra en Irak. La guerra, y la impresionante victoria a la que hemos asistido, no cambia nada las cosas.

Stephen Roach es economista jefe de Morgan Stanley.

El mito de la inversión

Otro mito es la idea de una recuperación en EE UU promovida por la inversión. Es indudable que las empresas estadounidenses han progresado, y mucho, en el saneamiento de sus balances. Lo que es difícil de aceptar es la creencia de que dicho progreso pondrá en marcha de forma inminente una reactivación de la inversión empresarial. Tal argumento no se sostiene por tres razones. La primera, porque muchas empresas estadounidenses siguen careciendo de poder de fijación de precios. Eso significa, en un mundo con exceso de capacidad, que continúa siendo más probable un escenario de deflación que de inflación. La segunda, porque la historia enseña que la inversión nunca ha liderado una fase de recuperación cíclica en EE UU; antes bien, éstas responden a la mejora percibida en las demanda finales de mercado, sobre todo la de consumo. En la actualidad no se aprecia precisamente tal visibilidad de la demanda. La tercera, porque, representando las tecnologías de la información el 55% de la inversión total en bienes de equipo, los empresarios se lo pensarán mucho antes de embarcarse en una nueva tanda de proyectos en ese sector.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_