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Análisis:COYUNTURA NACIONAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La inflación, a mejor

Los precios de consumo aumentaron en marzo un 0,7% respecto a febrero. Para un solo mes, dicho aumento parece muy elevado, pero hay que tener en cuenta que está influido por factores estacionales, fundamentalmente el fenómeno de las rebajas, y, por tanto, no es extrapolable como indicador tendencial de la inflación. Desde que en enero del pasado año empezaron a tenerse en cuenta las rebajas y las ofertas, la evolución mensual de este indicador ha adquirido un patrón estacional muy acusado, de forma que los precios en su conjunto caen o aumentan muy poco en los meses en que se producen las rebajas (enero, febrero, julio y agosto) y aumentan fuertemente en los meses posteriores (marzo, abril, septiembre y octubre).

El dato de marzo puede considerarse positivo, pues la tasa interanual bajó una décima

Para que la opinión pública entendiese mejor la tendencia de fondo de la inflación sería necesario que, como se hace en EE UU, los aumentos mensuales se diesen en términos desestacionalizados. No tiene sentido económico comparar datos no homogéneos y, sin embargo, en nuestro país se hace todos los días. Por ejemplo, cuando se publicó hace unas semanas el Índice de Comercio al por Menor de febrero, los medios de comunicación comentaban de forma alarmante que las ventas habían caído nada menos que un 15%. Hubo incluso algunos que lo relacionaron con los efectos devastadores de la guerra. En realidad, el dato no era tan alarmante, sino que obedecía a que todos los años en febrero, que ya de por sí tiene tres días menos que enero (o dos si es bisiesto), bajan las ventas tras un periodo que, debido a las rebajas, es el tercer mes del año en volumen de ventas. El problema es grave, pues muchas decisiones en el día a día de los mercados financieros se toman a partir de estas informaciones sin sentido. Para que todo ello no ocurriese, sería necesario que los organismos productores de las estadísticas publicaran no sólo los datos originales, sino también los corregidos de factores espurios y que no compararan datos de dos periodos que no estuvieran previamente homogeneizados. Mientras no se haga esto, la única comparación que tiene cierto sentido es la interanual.

Volviendo al IPC, el dato de marzo puede considerarse positivo, pues la tasa interanual de inflación bajó una décima, situándose en el 3,7%. Las previsiones apuntaban a que se mantuviese estable o aumentase ligeramente, debido a la tendencia creciente de los precios de la energía que cabía esperar al desatarse al guerra en Irak. Sin embargo, contra todo pronóstico, el petróleo no sólo no siguió aumentando, sino que se desplomó bruscamente desde más de 30 dólares el barril de brent hasta unos 25. Ello y las presiones del Gobierno sobre las compañías petroleras españolas (la liberalización en este sector es más virtual que real) explican el buen comportamiento del IPC.

La caída del precio del petróleo se va a notar sobre todo en abril. Ello y el previsible mejor comportamiento que hace un año de los precios de los alimentos deberían provocar una caída muy importante de la inflación en este mes, hasta el entorno del 3% (véase gráficos adjuntos). A partir de ahí, sin embargo, y a no ser que el petróleo baje mucho más, los logros serán más modestos, previéndose que acabe el año ligeramente por debajo del 3%. La media anual, tanto para la inflación total como para la subyacente, se situaría en esa misma cifra del 3%, aún muy lejos del objetivo oficial del 2%.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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