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El detenido por el crimen de Girona ya había matado a una niña

Talleda fue investigado también por la desaparición de una vecina de Sant Hilari

Josep Talleda Andreu, de 62 años, fue condenado a 20 años de prisión en 1991 por homicidio y corrupción de menores. La sentencia le consideró culpable de la muerte de Montserrat Àvila, de 14 años, un asesinato que conmocionó el pueblo de Sant Hilari Sacalm (Selva). Desde el pasado viernes por la tarde, Talleda permanece detenido por los Mossos d'Esquadra en relación con el crimen de una mujer cuyo cuerpo fue hallado el pasado domingo en Girona.

El cuerpo de una presunta prostituta con signos de violencia fue encontrado envuelto en un plástico, en el margen del río Güell a su paso por Girona. El cadáver no pudo ser identificado hasta que se le realizó la autopsia. El cuerpo, encontrado por un vecino que filmaba los patos del río, había sido degollado y presentaba un fuerte impacto en la cabeza. La víctima estaba desnuda y en posición fetal, envuelta en un plástico opaco atado con una cuerda. Se trata de una joven de 22 años originaria del este de Europa cuya desaparición había sido denunciada pocos días antes.

La investigación iniciada por los Mossos d'Esquadra condujo hacia la pista de Josep Talleda, que reside en los aledaños de Girona en cumplimiento de la pena de destierro del pueblo de Sant Hilari impuesta después de su excarcelación. La policía autonómica detuvo a Talleda tras un registro en su actual domicilio.

Josep Talleda había sido condenado, el 12 de junio de 1991, a 14 años de prisión por homicidio y a otros 6 por corrupción de menores. La sentencia, dictada por la Audiencia Provincial de Girona, le consideró culpable de homicidio pero no de asesinato, porque no encontró datos suficientes para considerar "alevosa" la muerte de Montserrat Àvila. El cadáver de la niña apareció el 23 de julio de 1987 en una cuneta de la carretera de Santa Coloma con un fuerte golpe en la cabeza. A pesar de que Talleda centró desde el principio las sospechas policiales y fue interrogado en repetidas ocasiones, los indicios reunidos contra él no fueron suficientes para detenerle hasta mediados de 1990. La sentencia considera probado que abusaba regularmente de la niña y de su hermana. Fue ésta quien, tras superar el miedo a la reacción de sus padres, explicó, tras la muerte de Montserrat Àvila, que el detenido las obligaba a masturbarle en su taller.

Durante el juicio, los psiquiatras destacaron que Talleda era un hombre frío e imperturbable, impresión corroborada por los policías que le siguieron la pista.

A finales de la década de 1980, Talleda también fue investigado por la desaparición de una vecina de Sant Hilari. La mujer, que había trabajado en la tornería de Talleda, desapareció en 1978, cuando se dirigía a comprar, y nunca ha sido hallada. Los investigadores sospecharon que había podido ser asesinada y arrojada al pantano de Susqueda porque Talleda había llevado allí a Montserrat Àvila y a su hermana para rezar y dejar un ramo de flores.

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