Una retrospectiva analiza la obra abstracta de Manuel Salinas desde 1980
La muestra reúne en Sevilla 50 pinturas en las que subyacen elementos geométricos
El pintor sevillano Manuel Salinas, uno de los grandes de la abstracción española, ha experimentado una extraña sensación al enfrentarse, 20 años más tarde, a obras que forman parte de su retrospectiva. "Algunas me han gustado más ahora, aunque un pintor debería preferir lo último", confiesa. La exposición, inaugurada el viernes en Sevilla, reúne unas 50 obras realizadas entre 1980 y 2003 y se suma a otra gran muestra, organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que se exhibe actualmente en Sofia (Bulgaria).
Fernando Huici, comisario de la muestra, dice de Manuel Salinas que es "un fondista del trazo y del color". "Un corredor de fondo que traza a contrapelo una solitaria senda". El comisario y crítico de arte ha seleccionado obras a partir de 1980, año en el que Salinas se instala definitivamente en la abstracción, influenciado por el expresionismo abstracto norteamericano. Sin embargo, Salinas, de 62 años, comenzó con la figuración y expone en prestigiosas galerías españolas desde 1962.
"A principios de los ochenta inició una evolución propia, independiente de cualquier moda. Después de la influencia norteamericana llegó una etapa más gestual, a la que siguió una inundación de color", explica Huici, quien ha ilustrado este proceso a través de óleos, acrílicos y dibujos, la mayoría de gran formato.
Las pinturas seleccionadas para la retrospectiva sevillana, prestadas por las colecciones del Banco de España, fundaciones La Caixa y Vázquez Díaz o Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, entre otros, comparten la base de una estructura geométrica, según explica Huici. "La geometría, siempre latente, asoma más en algunas etapas, como por ejemplo en sus creaciones casi arquitectónicas de mediados de los noventa", afirma el comisario.
Salinas, organizada por Caja San Fernando, estará abierta en la sala Chicarreros hasta el 29 de mayo. Esta muestra coincide con otra retrospectiva del pintor en Sofia (Bulgaria), organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y que itinerará después por varios países.
"Contemplar de un golpe el trabajo de tantos años te enseña mucho, te educa pictóricamente. Cuando he vuelto a ver mis cuadros de hace 20 años, algunos me han gustado más ahora. Aunque un pintor debería preferir los últimos, de lo contrario significa que va en decadencia", explica Salinas, quien se define como un "abstracto estricto".
El artista, poco dado a hablar sobre su trabajo, reconoce que las ideas "van y vienen" en el tiempo y que la elección de los colores "no es intencionada". "A veces uso el que tengo al lado", afirma Salinas, quien en sus obras de 2003 se ha vuelto casi monocromo con rojos profundos. "Madrid es donde más se valora el arte contemporáneo. Sevilla prometía mucho cuando yo empecé, pero ahora nos hemos quedado atrás. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo está medio muerto, es una pena. La apuesta por la vanguardia que se hizo desde Sevilla a mediados de los setenta, con espacios como el Centro M-11, ha caído en el olvido", lamenta.
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