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Reportaje:

Candidatos por gratitud

Tres militantes anarquistas se presentan por el PP en Ripoll para agradecer al partido el apoyo recibido en un conflicto laboral

No desean convertirse en concejales, ni siquiera dedicarse a la política, pero Alfred García, Josep Soto y Marc Geli van intercalados en la candidatura que el PP presenta en Ripoll (Ripollès). Militan en el sindicato anarquista Confederación General del Trabajo y tienen un problema laboral desde hace tres años, un problema que el PP de Girona les prometió presentar en el Parlament para su consideración.

Ese día respiraron aliviados. Se sintieron tan agradecidos que no supieron negarse cuando el PP les preguntó si aceptarían completar la lista de Ripoll. Pues claro, no faltaría más, respondieron.

Alfred García, de 40 años; Josep Soto, de 41, y Marc Geli, de 39, trabajan como vigilantes municipales en Camprodon (Ripollès). Ellos se consideran policías locales, pero el Ayuntamiento no les reconoce esa condición. No van armados y no pueden multar a los conductores, pero explican que en el pueblo no hay policía local y que son ellos los que realizan las funciones de ésta.

Alfred García se indigna al hablar del caso. Argumenta que siempre vistieron de uniforme y que en la ropa llevaban cosida la inscripción "Policía Local". Presentaron hace meses una reclamación en el Ayuntamiento para que se les reconociera la categoría profesional y no sólo fue rechazada, sino que les retiraron el uniforme y les entregaron una gorra y un jersey para realizar su trabajo.

Esteve Pujol, alcalde de Camprodon por el PSC, disiente. Explica que los vigilantes fueron contratados con un nivel de requisitos profesionales reducido que no les permite ejercer como policías.

Alfred García, sin embargo, no ceja. Explica que se presentaron durante meses con su reivindicación bajo el brazo en diferentes partidos políticos e instituciones. Nadie les dio una respuesta satisfactoria hasta que el PP se comprometió a llevar al Parlament este caso de indefinición laboral en una función pública. Alfred García nunca se sintió del PP, pero una promesa fue suficiente para que se desbordara una gratitud que el partido recordó en una situación como la actual, con problemas para completar las listas electorales. Quid pro quod.

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