Aznar defiende la familia ante el PP europeo y se opone a las sociedades multiculturales
El presidente del Gobierno analiza en París la forma de conjurar a la extrema derecha
Se había anunciado como un viaje diplomático, pero resultó una incursión en la ideología. La visita a París del presidente del Gobierno, invitado a una reunión de dirigentes del PP europeo convocada por una fundación ligada al primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, sirvió ayer para que José María Aznar ofreciera a sus correligionarios una exposición sistemática de su propia axiología política, en la que destacó valores como la seguridad nacional, "la educación con esfuerzo" o la familia. Son las armas que propone Aznar para conjurar a la extrema derecha.
"Queremos ser humildes y realistas, algo que parece imposible para la izquierda, al menos en mi país", aseguró el presidente al iniciar un discurso sembrado de puyas hacia la oposición. "Desde el 11 de septiembre he tomado la decisión de ser lo más realista posible y no dejar que la historia contemporánea me sorprenda".
Había llegado a la reunión con dos horas de retraso, porque prefirió encontrarse con un grupo de intelectuales franceses y españoles en el Colegio de España mientras Raffarin y el resto de sus invitados debatían cómo evitar que se repita un éxito de la extrema derecha como el que Jean-Marie Le Pen obtuvo el 21 de abril de 2002 en Francia. El portugués José Manuel Durão Barroso, el luxemburgués Jean Claude Juncker y el eslovaco Mikulas Dzurinda fueron los otros primeros ministros presentes en el acto.
La entrada tardía de Aznar interrumpió el debate, movilizó a las cámaras de televisión y fue aplaudida. Uno de los moderadores pidió inmediatamente al presidente español que hablara de su propia experiencia política y de los valores que la sustentan. Y el invitado empezó por recomendar algo que considera imprescindible en el contexto de división política en el que se mueve el centro derecha galo: "Tienen que hacer un proyecto, un equipo y un partido", dijo, antes de afirmar que eso es lo que él logró en España cuando el centro derecha español estaba muy dividido. "Si hay dos proyectos, dos equipos o dos partidos, entonces la cosa no funciona", señaló en francés.
Luego, Aznar se disculpó y habló en español. "Vengo del Colegio de España, donde he hecho todo un diálogo en francés durante hora y media, pero los medios de comunicación españoles me han pedido que hable ahora en español para facilitarles la tarea", aseguró.
Y pasó al contenido programático que el PP europeo debe desarrollar y explicar, "no ocultar", a los ciudadanos, para que no se produzca "el caldo de cultivo del extremismo de izquierda y de derecha". "En España", añadió, "hay mucha inmigración. La oposición dice 'papeles para todos' y esa es la mejor manera de decir que no tenemos problemas que abordar". También echó mano de la oposición española para sostener que "el deporte favorito de la izquierda es convocar manifestaciones, pero detrás de las pancartas debe haber algo, porque a lo mejor no hay ni siquiera un proyecto".
Después dibujó su catálogo de seis mandamientos. El primero: "Gobernar para todos sin utilizar a unos contra otros. Creo en las sociedades plurales, tolerantes, abiertas, libres, pero creo sobre todo en las sociedades que tienen valores fundamentales como puntos de referencia", añadió. Y puntualizó: "Soy partidario de la tolerancia, pero no soy partidario, lo digo claramente, de las sociedades multiculturales".
El segundo: "Fortalecer las funciones clásicas del Estado, como la seguridad, la justicia, la defensa, que deben ser claves en el proyecto político del centro derecha". El tercero: "La familia como núcleo de convivencia. Si queremos luchar contra la marginación, la droga, haremos bien en fortalecer la convivencia familiar", añadió. "Soy partidario de la educación con esfuerzo, no de la educación sin esfuerzo que conduce a la marginalidad".
El cuarto, reducir la presencia del Estado "por debajo del 50% del PIB, y si se puede acercar al 40%, mejor". El quinto: "Introducir todas las reformas que hagan crecer la economía"; y el sexto, "trabajar en la integración europea, pero sin definirla contra nadie, porque la cooperación entre las dos orillas del Atlántico es fundamental".
Frente a estos principios positivos, marcó el contrapunto negativo del lema del Mayo del 68 que pedía "sé realista, pide lo imposible. Ese eslogan nos da una idea de hasta dónde puede llegar el extremismo", concluyó.
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