Seriedad y compromiso

Un programa demasiado largo, de dos horas y media de duración, con fragmentos de todas sus obras, es la propuesta de Ibérica de Danza para celebrar su décimo aniversario. Naturalmente, algunos fragmentos están más justificados que otros en esta antología. Por su labor, Manuel Segovia recibió el Premio Nacional de Danza a la creación en 2001, y del estilo de su compañía, Ibérica de Danza, podría decirse que son una docena de preparados y capaces bailarines, que cambian habitualmente de registro, con elegancia y musicalidad. En lo estético, hay que destacar el trabajo de vestuario, que mantiene un gusto estable asociando motivos, tejidos y colores a veces libremente y otras atendiendo a referencias; la escenografía se basa en proyecciones o telones móviles donde abunda el paisaje orientalista, y hasta se incluye una ola marina que recuerda a Hokusai. La música es una selección de prestigiosas figuras actuales, algunos más folcloristas que otros.

El folclor

Otra cosa son los términos dentro de los que quiere entronizarse el trabajo coréutico de Ibérica y sus evidentes méritos formales. No es justo ni exacto hablar canónicamente de nuevo folclor. El folclor no es ni nuevo ni viejo: sencillamente, es la acumulación orgánica de la tradición en toda su extensión. Pretender modernizarlo es pervertirlo. De esto hablaron en su momento Sachs, primero, y Tanni, después, de la importancia de la delimitación, de la frontera de las recreaciones escénicas de las danzas tradicionales con respecto al patrimonio básico ancestral. Su preservación, su interés etnográfico y antropológico, es otra cosa, otro mundo. En España habló tímidamente de esto otro gran (e injustamente) olvidado: García Matos.

El trabajo rector de Manuel Segovia y sus coreografías es sencillamente danza española contemporánea, usando de los vehículos formales que dominan tanto él mismo como sus muy capaces colaboradores, en zonas que van desde la danza culta antigua hasta la verdadera danza clásica española: la escuela bolera (que está en la zona roja a punto de extinción). Pero estaría bien que no se perdiera la pluralidad ni la intención crítica, tampoco el aire evocador de lo que se ha llevado el tiempo. En algunos detalles y símbolos parece que Segovia quiere hablar de esto.