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Reportaje:

El cartero nunca llama

Más de 1.200 viviendas de la zona norte de Jaén no cuentan con reparto de correo

Ginés Donaire

Harto de esperar que el Ayuntamiento coloque el rótulo con el nombre de su calle, Andrés, que prefiere no facilitar su apellido, ha pegado junto a su puerta un cartel bautizando a la vía como la del pintor Cerezo Moreno. ¿Y el número? Por la ubicación pensó que podría ser el cuatro, y así lo ha reflejado en el mismo cartel, una simple folio que, debido a las circunstancias, ha tomado rango de máxima autenticidad. Unos metros más arriba, sus vecinos han seguido sus pasos y han colocado los números de las casas como buenamente han podido, de la manera más artesanal posible. Poco trascendente resulta eso cuando lo importante para estos vecinos de la zona norte de expansión de Jaén es que sus casas consten de algún modo en las diferentes instituciones que ahora las ignoran.

Una de ellas es Correos, que, según denunció esta semana UGT, tiene sin atender a unas 1.200 viviendas de esta zona de la prolongación del bulevar de la capital jiennense. El sindicato responsabiliza de esta situación tanto a Correos (que tiene por cubrir unas 150 vacantes en esta provincia) como al Ayuntamiento de la capital, en este caso por no asignar los números y nombres a las calles de nueva apertura. Ante semejante panorama, a los vecinos no les queda más remedio que recoger su correspondencia en la oficina central de Correos, en la otra punta de la ciudad.

Andrés no ha acusado todavía en exceso las consecuencias de no disponer de reparto de correo, puesto que apenas lleva un mes viviendo en esta barriada. Sin embargo, la semana pasada se personó en el Ayuntamiento para pedir un certificado de empadronamiento para poder escolarizar a su hijo, y cual fue su sorpresa al comprobar que nadie conocía la existencia de su calle. "Tenemos que estar explicándole al propio Ayuntamiento dónde está nuestra casa, es increíble", dice.

Su vecina Pilar, que vive unos metros más arriba, ha optado por desviar toda la correspondencia a la casa de su hija. Después de un año viviendo en la zona, muchos vecinos han visto cómo resultaban inútiles sus reclamaciones. "El Ayuntamiento y Correos se echan la pelota unos a otros, y nadie nos da soluciones", dice Pilar, que como Andrés y otros vecinos pide ser identificada sólo por el nombre de pila.

María del Mar, otra vecina de la supuesta calle Rafael Hidalgo de Caviedes (en los planos de su casa se dice que su calle es la número uno, sin más) ha tenido peor suerte con el servicio de Correos, pues no hace mucho le llegó fuera de plazo una notificación de Hacienda, y todo porque tuvo que recogerla en el apartado de desconocidos de la oficina central de Correos.

Así las cosas, los vecinos han optado por colocar sus propios carteles para avisar al menos a los operarios de la luz, el gas y otros servicios básicos que necesitan contratar al estrenar sus casas. La misma mala suerte tienen con Telefónica, que todavía no les ha conectado la línea, y les obliga a funcionar con móviles. "Cuando viene alguien tenemos que quedar con ellos en la gasolinera o en algún punto conocido para que puedan llegar hasta aquí, porque la mayoría acaban perdiéndose", asegura Juan Luis, un perito de una de las múltiples construcciones que se están levantando en esta zona que alberga, fundamentalmente, a vecinos de alto poder adquisitivo.

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Desde la asociación vecinal Expansión Norte, su presidente, José Francisco Ortega, lamenta esta situación de "abandono", y reconoce que es una tónica que se mantiene desde los mismos orígenes del barrio. En otras manzanas próximas Correos ha acabado prestando servicio después de numerosas reclamaciones de los vecinos, muchos de los cuales recibían el correo apenas dos días a la semana pese a que, en estos casos, la excusa no era la falta de rotulación de las calles.

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