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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Exceso y densidad

La eficacia narrativa de la retórica clásica condujo en pintura al desarrollo de unas depuradas técnicas de composición que permitieron mostrar y comprender la historia que cada cuadro pretende representar. Las vanguardias elaboraron otras técnicas de composición que acabaron con la narración para abrir el campo inconcreto de las sugerencias visuales. Para ello los artistas se sirvieron, entre otras técnicas, del collage, campo en el que se despliegan encuentros fortuitos y afinidades visuales. Jorge Galindo (Madrid, 1965) practica el collage para elaborar sus composiciones, pero parece no querer renunciar a las técnicas pictóricas, generando en sus obras tensiones entre elementos heterogéneos que resultan altamente sugerentes.

JORGE GALINDO

Galería Soledad Lorenzo

Orfila, 5. Madrid

Hasta el 10 de mayo

El procedimiento que utiliza no es nuevo, no lo es ni en la historia del arte, ni en su propia obra, que empezó con el ensamblado de materiales que poseían una singular potencia plástica por su rudeza. Lo que sí parece novedoso en sus nuevos trabajos es el reemplazo de la fuerza expresiva de los materiales por la potencia de las imágenes que, sin ser tan provocadoras como las mostradas en exposiciones anteriores, resultan particularmente densas. Jorge Galindo elabora unos cuadros en los que mezclan técnicas de la iluminación fotográfica con el dripping expresionista, lo que le permite realizar unas obras densas en imágenes y en acontecimientos plásticos. En estos cuadros se amontonan referencias y técnicas y, sin embargo, las obras son explícitas, tanto en cuanto a la procedencia y filiación de las imágenes de las que se apropia como en lo relativo a los procedimientos plásticos que utiliza pero, por si quedaran dudas sobre sus intenciones, en el catálogo de la exposición incluye Galindo una serie de "poemas visuales" compuestos con frases y tipografías, que suponen un contrapunto entre el abigarrado mundo barroco y kitsch de las imágenes sobrepintadas y el automatismo surrealista y experimentalista de los textos que se articulan, como los cuadros, por amontonamiento. Así, a la sugerencia visual de las imágenes se suma la de la poética surrealista, dando lugar a la densidad pictórica y al exceso plástico.

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