"No defraudaré, a quienes, sin ser del PP, quieren un Gobierno fiable"
Viene de celebrar un congreso plebiscitario del Partido Popular sin una sola discordancia. Se siente subido en una ola que le depositará el 3 de marzo en La Moncloa. Pero José María Aznar sabe que allí se acabarán Ias unanimidades.
Seguro de su triunfo, Aznar no quiere tocar ya los instrumentos de navegación: ninguna reforma laboral que inquiete a los trabajadores ni demasiadas dudas sobre la Seguridad Social que hagan temer por las pensiones. Los únicos, según él, a los que debe preocupar su victoria es a los terroristas. Pregunta. Usted acaba de decir que lo que más le preocuparía del caso GAL es que el jefe del Gobierno no hubiera sabido nada. Respuesta. No creo que haya una sola persona con sentido común que piense que actuaciones como las de los GAL pueden ocurrir, y durante tanto tiempo, al margen del conocimiento del presidente del Gobierno. P. ¿Eso significa que habría que llevarle a los tribunales? R. Ésa es una cuestión que a mí no me compete. Yo estoy hablando desde el sentido común, y expongo una interpretación que estoy seguro de que comparte la mayoría de los españoles. P. Usted ha provocado un revuelo al anunciar que no reanudará la investigación parlamentaría sobre los GAL si llega al Gobierno. ¿Cuál va a ser su posición? R. El. cumplimiento de la ley y el respeto a las normas de un Estado de derecho. Quiero mirar hacia el futuro. No tengo ningún interés en hurgar en el pasado. Mi propósito es contribuir a abrir una nueva etapa. Nuestro país no necesita de ninguna actitud vindicativa, del mismo modo que no puede tolerar que alguien pretenda situarse al margen o por encima de la ley. P. ¿Nadie debe esperar de un Gobierno del PP medidas de gracia con los implicados en la guerra sucia contra ETA? R. No hay ninguna posibilidad, ninguna, de una ley de punto final o algo parecido. Nos limitaremos a poner en manos de la justicia lo que se nos pida para ayudar a esclarecer los hechos. P. ¿Un Gobierno del PP desclasificaría como secretos los documentos del Cesid sobre los GAL para facilitar su entrega a un juez?. R. No puedo adelantar me a intepretar cuál sería el sentir general del Gobierno cuando no.hemos llegado todavía al Ejecutivo ni sabemos si se producirá la solicitud que menciona. P. Usted ha guardado absoluta reserva sobre la composición de su posible Gobierno, ¿pero la tiene ya decidida? R. Sí. P. ¿Alguien sabe ya que va a ser ministro? R. No. No. se lo he dicho a nadie. P. Federico Trillo exclamó en el congreso del PP que si se encuentra a un militante sospechoso de corrupción "¡a la calle con él!". ¿No cree que a algunas personas les tranquilizaría saber si usted descarta tener en su Gobierno a políticos con inclinaciories inquisitorales? R. No voy a hacer ningún descarte ni ningún encarte. Lo que sí le digo es que prometo mirar al futuro y no al pasado. Favorecer la conciliación y no la vindicación significa que no estoy dispuesto a admitir actitudes intolerantes. P. La composición del nuevo Comité Ejecutivo del PP y la relación de cabezas de lista para el Congreso muestra una notable presencia de mujeres. ¿También en el Gobierno? R. En el Gobierno también se notará. Y en los puestos de casi segura elección, para el Congreso y para el Senado, la presencia de mujeres va a ser espectacular. P. Si el Partido Popular es el centro, ¿dónde está la derecha en nuestro país? R. Yo he convertido el PP en un partido de centro, que era lo que quería hace cinco años y lo que España necesitaba. Yo sentía que teníamos una deuda con la sociedad española, y creo que la hemos saldado lo antes posible: crear una auténtica alternativa de gobierno. P. Pero hace pocos días a usted le molestó que Iñaki Gabilondo le preguntara en la SER por qué escogió un partido de derecha para afiliarse cuando podía haber optado por UCD. R. Lo que me molestó no fue eso, sino un comentario que hizo otra persona sobre lo que había costado el congreso del PP y quién lo había pagado. Yo voté a UCD en 1977, y creo no haberme equivocado en el camino que he seguido desde entonces. P. ¿Quiere decir que usted mismo ha ido evolucionando hacia posiciones de centro? R. Creo que sí. Si no hubiera evolucionado desde los 25 años hasta los 42 que tengo ahora, no hubiese podido hacer lo que he hecho. Creo que soy mejor ahora. P. A diferencia de Felipe González, ¿irá usted a inaugurar obras? ¿Recorrerá España en periodos que no sean de campaña electoral? R. Sí, claro. El presidente del Gobierno debe viajar por España y estar en contacto con la gente. El poder tiende a aislar. Por eso procuraré llevar una vida normal, abierta a la relación social. Y quiero imponer un nuevo estilo e gobernar. Esa es una de las cosas que me han llevado al compromiso de no estar más de ocho años en el Gobiero. Es una forma de evitar caer en la tentación de creerte imprescindible. P. Si esa limitación le parece tan saludable, ¿por qué la restringe a sí mismo y no la ha extendido al resto de los gobernantes del Partido Popular? R. Pues porque no es equiparable la situación y las necesidades del presidente del Gobierno de la nación y las de los alcaldes o presidentes de comunidades autónomas, por muy importantes que sean. Yo prefiero establecer, con ese comprorniso mío, una constumbre, no una normal legal. P. ¿Usted mantendrá la práctica aceptada, por Felipe González en la última legislatura dé contestar a tres preguntas de la oposición cada semana? R. Mantendré esa práctica, y no tengo inconveniente en asumir otros compromisos como el de responder a interpelaciones de la oposición que tengan especial relevancia política. P. Han pasado diez meses desde que sufrió el atentado de ETA. ¿Le ha quedado alguna secuela? R. Ni personal, ni política. Para mi lo que fue verdaderamente doloroso fue el asesinato de Gregorio Ordoñez. P. ¿Pero el atentado contra usted le convenció de que tendrá que vivir en La Moncloa? R. Sigo pensando lo mismo aspiro a un país en el que el presidente del Gobierno pueda vivir en su casa. Aspiro a conservar mi vivienda, mi actual casa, al margen de las dependencias oficiales que van unidas al cargo. P. Usted dijo públicamente, tras sufrir el atentado, que no iba a exteriorizar ninguna queja, pero reprochaba al ministro Juan Alberto Belloch un estrepitoso fracaso de los servicios de información. R. Digo que los servicios de información no pasan por el mejor momento. P. ¿Cuál debe ser el papel de los se vicios secretos en una democracia y consolidada como la nuestra? R. Nosotros vamos a reordenar los servicios secretos y vamos a redimensinarlos en función de las verdaderas necesidades de nuestro país. El Cesid ha sido llevado a una dimensión excesiva se ha hecho un uso indebido de él, como se ha visto en casos que han escandalizado a la opinión pública. Por tanto, será redimensionado, utilizando lo que tiene de aprovechable, que, es mucho. Un cosa es reformar un servicio de espionaje y otra desarticularlo. Yo no voy a caer en eso. En esto, como en otras cosas, no vengo a tocarlo todo, vengo a mejora las cosas sobre la base de aprovechar lo que funciona correctamente. El Cesid seguirá dependiendo del Ministerio el Defensa pero crearé la figura de un coordinador general de los servicios de espionaje que podría estar vinculado a la presidencia del Gobierno. La Guardia Civil y la Policía Nacional mantendrán sus propios servicios de información P. ¿Y el Parlamento adquirirá alguna capacidad de control sobre esos servicios? R. Debe haber un control periódico establecido en el reglamento del Congreso, para que los responsables de esos servicios comparezcan en comisiones de carácter reservado. Igual que debe haber un control parlamentario de los fondos reservados, además del control interno que impondrá el Gobierno
P. ¿A quién encomendará ese control. interno de los fondos reservados? R. A la Intervención General del Estado. Yo quiero además que sólo dispongan de fondos reservados los ministerios del Interior y de Defensa. En ningún caso dispondrá de ellos la presidencia del Gobierno. Y se debe estudiar la supresión, o al menos la reducción, de esos fondos en Asuntos Exteriores. P. Usted ha dicho a ETA, de forma muy expresiva: "Vamos a por ellos". ¿Qué significa esa advertencia? R. El mensaje es éste: tienen que estar preocupados los terroristas, y estar tranquilos los ciudadanos. Al revés de lo que ocurre ahora. Porque es un hecho que en los últimos años ha habido un paso atrás, en especial en el País Vasco. P. ETA ha puesto en práctica un tipo de terrorismo que logra atemorizar a muchos ciudadanos, con la violencia callejera, pero que resulta difícil de perseguir por la vía judicial. R. Nosotros hemos propuesto que esa violencia callejera sea objeto de un análisis y de una búsqueda de soluciones, urgente y prioritaria, dentro del Pacto de Madrid y del Pacto de Ajuria Enea. Quiero que en ese marco lleguemos a conclusiones operativas. De igual modo digo: vamos a recuperar la iniciativa en todas las responsabilidades que el Gobierno de la nación tiene sobre la lucha antiterrorista. Hay que dar una respuesta a esa imagen en la que se ha visto a los violentos, a los de Jarrai, campando por sus respetos mientras los ertzainak aparecían con la cara cubierta por pasamontañas. P. Y cuando ve a quienes se manifiestan a favor de la libertad de Aldaya intimidados por quienes jalean a ETA, mientras la policía autonómica no vas más allá de evitar la agresión, ¿qué tipo de respuesta propone? R. Esa respuesta pasa por. la Consejería de Interior del Gobierno vasco. A mí me da la impresión de que en el País Vasco es ya un clamor el deseo de que se sientan más cómodos y seguros los que piden la libertad de Aldaya que los que apoyan a gritos a quienes le tienen secuestrado. Y retomo lo que estaba diciendo: respaldo y respeto el estatuto de autonomía. Lo que no me gusta es que una estrategia de ambigüedad o de intentar subvertir ese marco de convivencia pudiese triunfar por desidia, por falta de organización o por ineficacia, ya sea de los partidos democráticos o del Gobierno de la nación. En cuanto a la lucha antiterrorista: no hay negociación ni diálogo con ETA. Que sepan que no tienen ninguna posibilidad; segundo, cumplimiento íntegro de las condenas impuestas a los terroristas; tercero, respaldo total a las fuerzas de seguridad del Estado y a la Ertzaintza. Daré pleno apoyo a la policía autonómica vasca para que garantice la seguridad en la calle. P. ¿Qué diferencia hay entre el cumplimiento efectivo de las condenas -que, según la interpretación del ministro Belloch, queda garantizado en el nuevo Código Penal- y el cumplimiento íntegro que ustedes reclaman? R. El cumplimiento íntegro significa que, si un terrorista es condenado a 16 años, a 20 años o a los que sea, cumple esos 16 años, esos 20 años o los que fije la condena. P. ¿En la cárcel? R. Sí. P. ¿Sin derecho, como tiene cualquier otro preso, al tercer grado? R. Estoy refiriéndome a terroristas y narcotraficantes, a delitos de una especial gravedad. Nuestra propuesta está dentro de la Constitución, porque el Tribunal Constitucional ha dejado claro en varias sentencias que la función reeducadora y de resocialización que va incluida en una condena no elimina en ningún caso el carácter retributivo de la pena. Yo no, quiero ni deseo en nuestro país la pena de muerte ni la cadena perpetua, pero sí el cumplimiento íntegro de las condenas impuestas a los terroristas y narcotraficantes. P. ¿Significa eso que suprimiría el derecho constitucional a obtener beneficios penitenciarios durante el cumplimiento de la condena? R. Significa que pueden no tener ese tipo de beneficios en razón de la gravedad del delito. Lo que está ocurriendo ahora es que la reinserción ha dejado de tener el valor que debía, porque los terroristas la han convertido en moneda de cambio dentro de la negociación política. Y eso no puede ser. Nosotros queremos que vuelva a adquirir un valor disuasorio y preventivo. P. ¿Un valor que: reservan para el caso de que ETA abandonara las armas? R. Es posible. Para cuando st produzca el abandono total de las armas. P. ¿Llevará a cabo la reforma legal para establecer ese cumplimiento íntegro de las condenas con los exclusivos votos del PP, o lo supeditará a la existencia de un consenso parlamentario? R. Yo voy a tener en cuenta siempre las necesidades de consenso. Pero éste me parece un elemento básico de la lucha antiterrorista. P. ¿Qué papel atribuye usted al PNV en este tema? R. Le concedo un papel de la máxima importancia y de la máxima relevancia. Desde luego, lo que a mí no me gustaría es que se produjesen estrategias confusas. Me parece de un gran valor la unión de los partidos en el Pacto de Ajuria Enea. En los últimos años ha habido demasiadas estrategias paralelas. Hoy hay una exigencia social, que yo comparto, para lanzar un serio impulso en ese terreno. P. ¿Mantendrá usted al general Rodríguez Galindo como asesor del director general de la Guardia Civil y, por tanto, como cargo de confianza en el Ministerio del Interior? R. Es una pregunta a la que no puedo responder en este momento. No sería responsable por mi parte decir que sí o que no. P. Usted ha utilizado todos los recursos paria ejercer la oposición menos el que estaba exclusivamente en sus manos: la presentación de una moción de censura. ¿No teme que alguien piense que usted ha tratado de soslayar ese examen? R. La moción de censura requiere, para triunfar, la mayoría absoluta. Ha sido la actitud de otros grupos, que han preferido apoyar al Gobierno en vez de sumarse a una iniciativa de ese tipo con nosotros y otras fuerzas, la que ha desaconsejado presentar una moción de censura que de otro modo habría resultado meramente: testimonial. Yo propuse incluso una moción de censura que sirviera para convocar inmediatamente elecciones. P. Éste es un país de centro-izquierda en el que casi todos parecen convencidos de que va a ganar el PP. R. Yo creo que la necesidad de un cambio es tan ampliamente compartida que incluso, quienes ponen algunos reparos a la política del Partido Popular, y que no son gente del PP, van a apostar por nosotros. Y yo me considero en la obligación de no defraudar a esas personas y a cuantas sienten vitalmente el deseo de ver en España un Gobierno del que fiarse, un Gobierno que aporte fortaleza, y estabilidad. P. Una de las principales ofertas que ha planteado es la de un pacto social. ¿Qué ofrece a sindicatos y empresarios, y qué les pide? R. Yo quiero una actitud que creo que se ha reflejado gráficamente en la presencia de Antonio Gutiérrez y de José María Cuevas en la clausura del congreso del PP. P. Que dedicó a Gutiérrez una ovación un tanto sorprendente, ¿no? R. Era una manifestación de nuestra voluntad de diálogo. P. Que el líder de CC OO recibió con cierto rubor. Quizá porque su presencia no era exactamente un aval. R. Sería absurdo que le pidiéramos avales o que él nos los pidiera a nosotros. . P. Usted ofrece un pacto global. Pero en los últimos años los sindicatos y los empresarios han rehuido acuerdos de ese tipo para no quedar implicados en una estrategia partidista. R. Yo ofrezco un acuerdo social, sin ningún tipo de condicionamiento previo. Y pongo sobre la mesa dos cosas: un pacto de austeridad en el que quiero comprometer a las administraciones públicas, y la garantía de los mecanismos de cohesión y protección social. No pregunto a los demás ¿vosotros qué ponéis? Cuento con que compartimos el objetivo de crear empleo. Creo que eso es suficiente para arrancar. Luego, naturalmente, me gustaría que del diálogo de empresarios y sindicatos surgieran acuerdos concretos. P. ¿Llevará a cabo una reforma laboral para facilitar la creación de empleo? R. Crear empleo es responsabilidad de las empresas. La responsabilidad del Gobierno es crear un marco jurídico, económico y político que genere confianza, que genere inversión y haga posible un crecimiento que nos acerque, en vez de alejarnos, a los países europeos más competitivos. Para eso no me parece prioritaria una reforma del mercado laboral. Me parece más importante, por ejemplo, favorecer la bajada de los tipos de interés. P. Usted fue apadrinado la semanapasada en Londres por el presidente del Banco Santander, Emilio Botín. ¿Era la expresión de una amistad personal, de una coincidencia de análisis en asuntos financieros o de compartir un programa de política económica? R. Cuando uno recibe una invitación para hablar en la capital europea que más inversiones canaliza hacia España y puede aparecer ante un grupo de importantes financieros del brazo de una entidad española, en vez de recurrir a una entidad extranjera, yo siempre iré del brazo de un español. Por tanto, estoy muy satisfecho de ese padrinazgo. P. Usted se define como un hombre liberal en sus planteamientos económicos, pero lleva a estas elecciones un programa más bien socialcristiano.
"La reinserción debe quedar para el momento en que los terroristas de ETA decidan elabandono total de las armas
"Nosotros vamos a reordenar los servicios secretos y vamos redimensionorlos en función de las necesidades del país"
"Tengo la fista de mi Gobierno. Pero a nadie le he dicho quién va a ser ministro"
R. Es el programa que yo creo que necesita España en estos momentos. Yo prefiero definirlo así. P. ¿Pero cree que va a aceptar ese programa la derecha que va a votarle a usted? Los liberales a la vieja usanza... R. Las viejas usanzas no me interesan. Nuestro reto es mirar al futuro y estar a la altura de los nuevos desafíos. P. Usted ha acusado al PSOE de incapacidad para aprobar las asignaturas de Maastricht, pero estamos viendo que incluso Alemania tiene serias dificultades. ¿Está dispuesto a asumir el cumplimiento de esas condiciones? R. Creo que es posible, y en todo caso deseable. No estamos empujados por el Tratado de Mastricht, sino por la aspiración de que nuestra economía genere mucho más empleo. Para hacer frente a la competencia de otros países necesitamos reducir el endeudamiento, el déficit y la inflación para favorecer la reducción de los tipos de interés. El Gobierno habló de dejar el déficit a cero para finales de 1992, y después de las elecciones de 1993 nos encontramos con que alcanzaba el 7,5%. P. El año pasado terminó con un déficit situado en torne, al 5,7%, lo que exigiría rebajarlo casi tres puntos en dos años. Eso son dos billones de pesetas. ¿Cómo piensa conseguirlo? ¿Bajando impuestos? R. Sé cómo no se consigue: con una política como la seguida hasta ahora, con impuestos altos, endeudamiento elevado y gastos crecientes. P. Si no va a aumentar los ingresos, tendrá que reducir los gastos. ¿Dónde piensa cortar? R. Yo he resumido la responsabilidad que asumirá nuestro Gobierno en cuatro ejes: pacto de austeridad en las administraciones públicas, control del gasto público, modernización del sistema fiscal y liberalización de sectores que deben adaptarse mejor a la competencia internacional. Del éxito de ese proceso dependen en gran medida las posibilidades de crecimiento de España. Yo confío en que ese nuevo marco jurídico, político y económico, respaldado por una buena mayoría parlamentaria y un Gobierno fuerte, que no mirará hacia atrás, sino hacia adelante, generará confianza en nuestro país, que se empieza ya a percibir en los mercados financieros. P. Bajar impuestos y controlar el déficit sin tocar los grandes capítulos sociales parece un equilibrismo imposible. ¿Donde están esos dos billones que mencionaba antes? R. Trocea maliciosamente unas piezas que en realidad hay que contemplar como partes de un engranaje. Nosotros garantizamos las prestaciones sociales. No es verdad que el déficit público en. España esté asociado a las políticas de carácter social. Está asociado al descontrol y al despilfarro. Yo tengo la obligación de decir que vamos a entrar en unos años de austeridad presupuestaria, en la que quiero comprometer a las administraciones públicas. En ese terreno podemos ahorrar a España unos 500.000 millones. Cuando habló de limitar el endeudamiento estoy enviando un mensaje de confianza que, si cala, nos puede permitir aspirar a una reducción de tipos di interés, que es muy importante para la creación de empleo. Y, por otra parte, la política de privatizaciones tiene que dar lugar a unos ingresos que serán destinados a rebajar el déficit público. P. Los expertos son bastante escépticos. No salen las cuentas. R. La situación económica no puede quedar resumida en una fotografía estática. Hay un potencial de crecimiento de la economía española que está sin utilizar. Si se empieza un proceso de control y de reformas estructurales, creo que se puede establecer un marco de confianza que nos ayudará a alcanzar los objetivos. Yo pongo encima de la mesa dos cosas: un pacto de austeridad y la garantía de mantenimiento de la cohesión social. Me comprometo a eso. He tomado buena nota de lo que he oído en congresos sindicales y en declaraciones de dirigentes empresariales acerca de que lo principal es crear empleo. Yo sostengo lo mismo. Por tanto, que nadie dude de que ésa es la dirección en la que vamos a ir. Los españoles vamos a pagar en 1996 por intereses de la deuda 3,6 billones de pesetas. Es el equivalente a lo que nos gastamos en pensiones de jubilación. ¿Es que el problema está en las pensiones? No, está en el endeudamiento irresponsable. Por eso, lo primero que haremos será encargar una auditoría completa de las cuentas del Estado. Una auditoría que no pretende provocar infartos, sino conocer el balance de situación. P. ¿A quién encargará esa auditoría? R. A la Intervención General del Estado. P. La estrella de su programa es una reforma fiscal a la que no termina de poner fecha. ¿Cuándo la va a abordar? R. La reforma fiscal la haremos acompasada a las políticas de control del gasto. Queremos que los contribuyentes dispongan de un marco jurídico claro. Para eso redactaremos el Estatuto del Contribuyente. Plantearemos una reforma del impuesto sobre la renta. Eliminaremos la doble imposición que se puede producir en relación con la vivienda. Y vamos a luchar contra el fraude. Lo digo con toda claridad: voy a exigir la máxima responsabilidad a los que más tienen. P. ¿Se puede recaudar lo mismo bajando los impuestos? R. No solamente se puede, sino que se debe. Es de risa, por no decir una ofensa, que sólo haya 3.000 personas que declaren en España ingresos superiores a 30 millones de pesetas. Si establecemos un sistema más flexible que estimule a las personas que más ganan a declarar más fielmente lo que ingresan y, por tanto, a pagar más de lo que lo hacen aunque menos de lo que se les ha exigido hasta ahora, la consecuencia será que el país saldrá ganando. P. ¿Aumentará las deducciones? R. Ése es un tema relacionado con la reforma del impuesto sobre la renta, y ahora no nos planteamos la modificación de las deducciones. Ya he dicho que vamos a acompasar esa reforma a las posibilidades que nos den las políticas de gasto. P. En unas ocasiones ha dicho que la iba a acompasar . y en otras ha dicho que la iba a supeditar a la reducción del déficit y del endeudamiento. R. He dicho, y repito, que la reforma fiscal irá acompasada, que me parece que es la actitud realista que debe mantener un Gobierno serio. P. ¿Cuándo se verán las primeras medidas? R. En el Presupuesto para 1997 deben aparecer las primeras medidas fiscales junto a las de austeridad. P. ¿Mantendrá el umbral del delito fiscal en 15 millones? R. No tengo la previsión de modificar eso. P. ¿Reformará el impuesto sobre sociedades? R. No está dentro de nuestras prioridades. Me parece más importante reajustar, en su momento, los tramos de la tarifa del IRPF, de tal manera que se produzca un beneficio para la mayoría de los españoles. P. ¿Cuáles son sus planes sobre la sanidad? R. Utilizar todas las capacidades sanitarias que tiene España, puestas al servicio de los ciudadanos. Eso significa mantenimiento y garantía de cumplimiento de las obligaciones del servicio nacional de salud. Pero hay que introducir mejoras en su gestión. Vamos a tomar medidas de lucha contra el fraude que se produce en torno a la sanidad. E incorporaremos mecanismos de competencia entre los distintos elementos que forman la Administración pública. P. ¿Implantará el cheque regulador? R. En este momento no constituye una prioridad. P. ¿Dónde cree que se puede recortar el gasto sanitario? R. Creo que se puede gestionar la sanidad de una manera mucho más eficaz. P. El Gobierno acaba de suprimir el monopolio de las farmacias en la venta de leches maternizadas. ¿Lleva usted en su programa otras medidas concretas de ese tipo? R. Déjenme llegar primero al Gobierno, por favor. P. El déficit anual de Televisión Española ronda los 130.000 millones de pesetas... R. Lo primero que necesitamos saber es la situación real, exacta, de las cuentas de TVE. Y lo segundo es que no podemos estar planteando reformas fiscales y pactos de austeridad y simultáneamente consentir un déficit anual en Televisión Española de cerca de 130.000 millones de pesetas. P. ¿Es partidario de que la televisión pública conserve uno o dos canales? R. Creo que es suficiente un canal que preste servicio a los intereses de la sociedad. Y soy partidario también de establecer un marco legal que permita la privatización de los canales autonómicos. P. El Gobierno socialista se había comprometido a dedicar un 5% a la inversión pública. ¿Cuál es su compromiso a ese respecto? R. Creo que ahí puedo mantener un esfuerzo de la inversión pública en España en razón de las necesidades que tiene el país. Pero al mismo tiempo hay que dar entrada a la inversión privada. P. A usted le gusta recordar que tiene un proyecto nacional, una idea de España, suele decir. R. Yo creo que España es algo vivo, querido y apreciado por los españoles. Mi idea de una España fuerte es compatible con la realidad de una España plural. Lo que ocurre es que esa pluralidad no puede ser utilizada para debilitar a esa "cosa viva", en expresión de Cambó. El marco jurídico del Estado de las Autonomías debe ser estable, y no debe estar sometido a cuestionamiento. El Gobierno promoverá el traspaso de las competencias pendientes, y planteará a la comunidades autónomas que en algunos ámbitos de actuación deben asumir la recaudación de impuestos para sufragar sus servicios. Queremos avanzar hacia la Administración única, aunque es muy probable que eso requiera más de una legislatura. P. ¿Hará cambios importantes en la política exterior española? R. España ya está donde tiene que estar. No voy a cambiar la definición de los intereses exteriores de nuestro país. Quizá se nos ha acostumbrado en los últimos tiempos a esperarlo casi todo de fuera, y eso sí creo que es un error, porque básicamente dependemos de nosotros mismos. Pero los españoles ya no discutimos los objetivos europeos, la presencia en la OTAN... P. ¿Cambiará el encaje actual de España en la estructura de la OTAN? R. Yo respetaré los resultados del referéndum. España está integrada, por vía oblicua, en el 95% de la estructura militar de la OTAN. Falta lo que concierne a la cadena de mandos. Pero ése es un tema para el futuro. P. Si es presidente, ¿la posición del Gobierno respecto a Cuba dejará de ser la de una colaboración exigente para convertirse en un apremio beligerante? R. Toda la política de colaboración con Cuba tiene que estar condicionada a avances objetivos en derechos humanos, libertades políticas y económicas. P. ¿Eso significa que cortará los créditos de ayuda al desarrollo? R. Significa que el pueblo cubano recibirá la ayuda que requiera desde el punto de vista humanitario, y que no tomaremos ninguna medida que sirva para consolidar al régimen de Castro.
"Si no hubiera evolucionado Políticamente desde los 25 años hasta los 42, que tengo ahora, no hubiese podido hacer lo que he hecho". "Estoy muy satisfecho del padrinazgo de Emilio Botín para que yo expusiera en Londres el programa del, PP a un importante grupo de inversores""Ofrezco un pacto social sin condicionamientoprevio. Y pongo sobre la mesa una propuesta de austeridad y la garantía de la cohesión social'.'"Yo no vengo a tocarlo todo. Vengo a mejorar las cosas sobre la base de aprovechar lo que funciona ahora correctamente"
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