IU, imprescindible para la recuperación

Las elecciones de 1999 marcaron el inicio de la debacle de Izquierda Unida. Cayó al 6,6% y perdió a la mitad de sus votantes. Aún así, la federación conserva 148 alcaldías, y participa en los gobiernos de otros 320 ayuntamientos, sobre todo con el PSOE, en los que viven alrededor de 5 millones de personas. Eso es precisamente lo que convierte los resultados de IU en clave de estas elecciones. La recuperación socialista, y sobre todo la derrota del PP en ciudades simbólicas como Madrid, pasa por frenar la caída de la federación. El PSOE no puede gobernar sin IU en centenares de municipios. En otros, si la federación no llega al 5% y no obtiene representación, esos votos beneficiarían al PP.

Las expectativas de la federación, muy mejoradas después de las protestas contra la guerra de Irak, que han hecho reverdecer su protagonismo, pasan sobre todo por Andalucía y Madrid, como siempre. En la primera, eje del poder municipal -allí está la única capital de provincia que gobierna, desde siempre (Córdoba)-, las encuestas apuntan a una clara recuperación. Sus dirigentes lo achacan, sobre todo, a la marea crítica que surgió con la huelga general de 2002, seguida especialmente en esta comunidad afectada por el recorte del PER. IU tuvo una participación muy significativa en la promoción del paro, y espera rentabilizarla electoralemente.

En Madrid, la situación es mucho más complicada. Nadie se atreve a pronosticar cuánto influirá la encarnizada batalla por las listas en esta federación, pero no será para bien. Y la presencia de José María Mendiluce como tercer candidato de la izquierda en la capital no ayudará a las expectativas de IU. Otros lugares antaño importantes para la federación, como Cataluña, se presentan mejor que en 1999. Tras años de conflictos, EUiA e Iniciativa per Catalunya han recuperado su antiguo pacto y se presentan juntas en 200 municipios.

En las elecciones autonómicas, la situación es algo mejor. IU no tiene mucha experiencia de gobierno, pero allí donde ha logrado llegar, como Baleares, los electores, al menos según las encuestas, han apreciado su labor. En Aragón apoyaron al Gobierno, pero luego rompieron y entraron en crisis y sus expectativas son una incógnita.