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Metrovacesa tiene trastienda

Compraventas de paquetes accionariales preceden a la OPA italiana

Francisco Gaetano Caltaginore, cabeza visible de las sociedades italianas Quarta y Astrim que han lanzado una OPA sobre Metrovacesa, se debate entre el asombro y la indignación por los movimientos accionariales que se han producido en la inmobiliaria en pleno proceso de tramitación de su oferta de compra. Ha pedido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que investigue estas operaciones y está sopesando, además, acudir a los tribunales.

Desde el 22 de enero, fecha en que se presentó la OPA en la CNMV, se han negociado casi un 70% más de acciones de Metrovacesa en Bolsa que el volumen intercambiado en 2002. No es la única señal de alarma. En los últimos dos meses han ocurrido más cosas en torno al capital de Metrovacesa:

La controvertida y vertiginosa ascensión de Rivero y Bami agrega suspicacias en torno a su enroque frente a la oferta de Caltagirone

- Bami, su accionista de control, ha comprado más títulos y ha aumentado su participación del 23,9% al 24,99% (una centésima más le hubiera obligado, por imperativo legal, a lanzar una OPA).

- El fondo de inversión Adia, de Abu Dhabi, ha vendido un 7% de Metrovacesa a la caja de ahorros El Monte y a las sociedades Expo-An y HC (esta última está participada en un 40% por El Monte). La compra la realizaron a 27 euros la acción, cuando estos títulos se compraban y vendían en Bolsa a 25. Las tres compradoras han negado cualquier concertación con Bami.

- Sacresa, una promotora de la familia catalana Sanahuja, ha adquirido también un 2,5% del capital de Metrovacesa y, según se ha publicado, ha firmado un crédito sindicado por 36 millones con el Banco de Sabadell y la CAM para hacerse con otro 2,5%. Según fuentes del mercado Saceresa, está buscando financiación para hacerse también con el paquete de Cartera Deva en Metrovacesa que asciende al 5,22% de su capital.

Las sospechas de que la mano de Joaquín Rivero, presidente de Bami, pudiera encontrarse detrás de algunas de estas operaciones, con el objetivo de hacer fracasar la OPA italiana, no se circunscriben a directivos de Quarta y Astrim. Accionistas de a pie y algunos ejecutivos de Metrovacesa no vinculados a Bami también tienen este temor. Varias son las causas:

- Primero, porque Rivero se juega mucho en el envite, pagó en junio de 2002 a 35,6 euros la acción de Metrovacesa al BBVA, muy por encima de su precio de cotización, para hacerse con el 23,9% de su capital y controlar así la segunda inmobiliaria española. Está endeudado hasta las cejas y no ha podido afrontar una contraopa, tras la oferta de los italianos, que sobre la propuesta inicial le hubiera supuesto un desembolso mínimo de 1.300 millones. Contaba con la fusión de Bami y Metrovacesa para cuadrar sus cuentas y su proyecto, y la oferta de los italianos amenaza sus planes.

- Segundo, por la controvertida y vertiginosa ascensión de Rivero y su pequeña compañía. En 1999, Bami (4,7 millones de beneficio y 850.000 euros de deuda) compra el 100% de Zabálburu, una compañía cuatro veces mayor, a Altadis, por 294 millones. Rivero abordó este pago en un 50% con el cash-flow de la propia Zabálburu, y el resto a través de sus socios mediante una ampliación de capital (una parte no pudo colocarse y tuvo que hacerse cargo de ella, e incorporarse como accionista, el Banco Popular).

Doble sorpresa

Con estos mimbres, y apenas tres años después, Bami se hace con el control de Metrovacesa, que duplica las ventas del grupo de Rivero y multiplica por seis su beneficio. La sorpresa es doble para los mercados. Por la repentina decisión del BBVA de desprenderse de una de sus joyas de la corona, y por la elección de Bami como comprador frente a opciones más sólidas como Ferrovial, Fadesa o Colonial. De hecho, BBVA ha tenido que completar parte del crédito de 550 millones cerrado por Bami para la compra de Metrovacesa.

- Tercero, los argumentos de las plusvalías obtenidas con la venta por BBVA, 369 millones, y su necesidad de hacer caja por el quebranto de sus negocios en Argentina no convencen a algunos analistas. El baile de ejecutivos próximos al PP en Altadis, Argentaria, Bami y Metrovacesa, y la intervención del yerno del presidente Aznar, Alejandro Agag, al menos en unos primeros contactos, previos a la actual OPA, entre Caltagirone y Rivero, levantan alguna suspicacia; el desbloqueo de algún proyecto inmobiliario tras la llegada de Bami a Metrovacesa, también.

Todo ello con independencia de que a muchos tampoco les convenzan las condiciones ofertadas y las razones esgrimidas por Quarta y Astrim. "Los destinos de Metrovacesa se han estado dilucidando en una pugna poco clara, en las últimas semanas, en la que, además de Bami y los grupos italianos, han intervenido otros socios minoritarios de Metrovacesa y varias cajas de ahorro", señala un analista.

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