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Reportaje:

Los coches que menos contaminan

Marcos Baeza

El utilitario Opel Corsa 1.0 Eco hace honor a su nombre y se ha clasificado como el modelo más limpio del estudio: 50 puntos de nota en emisiones de partículas, 39 en emisiones de CO2 y 45 de media final. Y el Ford Focus 1.8 TDdi de 75 CV ha sido el peor clasificado, con 24 puntos de media: 28 en CO2 y 21 en partículas.

El informe realizado por la FIA, en el que también ha participado el Automóvil Club Alemán (ADAC), se ha centrado en utilitarios y coches compactos, los automóviles más vendidos en Europa. Y se han elegido los motores más pequeños disponibles en cada modelo para analizar dos conceptos: emisiones de dióxido de carbono (CO2), que afectan a la capa de ozono y son las responsables del efecto invernadero, y emisiones de partículas contaminantes (monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno), que empeoran la calidad del aire que respiran las personas.

La nota media obtenida en ambos apartados ha determinado la puntuación final de cada automóvil, que se expresa a través de una escala numérica (de 0 a 50).

La gasolina es más limpia

Con unos resultados muy similares a los del Corsa Eco se ha clasificado un grupo de nueve coches, todos con propulsor de gasolina: la berlina Toyota Prius, un híbrido con dos motores, uno de gasolina y otro eléctrico (42 puntos de media); los Audi A2 y VW Golf 1.6 FSI, ambos con motor de inyección directa de gasolina (38 de media), y otros coches como los Nissan Micra 1.2 (37) y Ford Focus 1.4. Este último ha sido el modelo compacto con mecánica convencional -inyección indirecta y sin tecnologías específicas para reducir el consumo- mejor clasificado: 36 puntos.

Un tercer grupo de 23 coches cierra el ranking de resultados e incluye los 11 modelos turbodiésel utilizados en la prueba y todos los vehículos compactos, más grandes y pesados y con motores de mayor cilindrada.

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Turbodiésel ecológicos

Sin embargo, las diferencias entre coches de gasolina y turbodiésel varían mucho si se valoran de forma independiente los conceptos analizados. Y es que cuatro de los cinco ganadores empatados por sus bajas emisiones de CO2 son turbodiésel: Audi A2 1.4 TDi (37 puntos en este apartado), Mercedes Clase A 160 y 170 CDi (36 y 37, respectivamente) y Opel Astra 1.7 DTi (35). Incluso algunos turbodiésel destacan también por sus reducidas emisiones de partículas: VW Golf 1.9 TDi (36 puntos) y Peugeot 307 2.0 HDi (35).

Pero el informe elaborado por la FIA y el ADAC no incluye modelos como el VW Lupo 3 litros y el Smart CDi, dos turbodiésel que por su bajo peso y pequeños motores disputarían el liderato al Opel Corsa 1.0 Eco.

Más atascos, más contaminación

El Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) ha completado el estudio de la FIA y el ADAC añadiendo otra cuestión fundamental: la incidencia del tráfico en la contaminación. Y los resultados han sido contundentes: los embotellamientos aumentan hasta un 88% las emisiones que produciría un mismo vehículo en condiciones ideales de circulación.

Aplicar rebajas fiscales a los modelos más ecológicos, mejorar la fluidez y la gestión del tráfico en las grandes capitales y potenciar el uso del transporte público son las soluciones que proponen estos organismos para paliar el problema.

El análisis del RACC ha puesto de manifiesto la incidencia que tiene la congestión del tráfico en la contaminación de los vehículos. Una furgoneta Mercedes Vito equipada con equipos de medición ha recorrido dos de los trayectos con más tráfico de Madrid. El primero consta de tres kilómetros entre tramos de la avenida de América y María de Molina. El otro se inicia en la M-30 y recorre el paseo de la Castellana hasta la plaza de Lima (también tres kilómetros). Y cada trayecto se ha recorrido tres veces: dos en horas punta (mañana y tarde) y un tercero por la noche, casi sin tráfico, para comprobar las diferencias.

Las conclusiones son significativas. A las 8.40 se necesitaron 14 minutos para recorrer el primer tramo (avenida de América-María de Molina). El 43% del tiempo, el coche estuvo parado; las emisiones de CO2 ascendieron a 491 gramos por kilómetro y el consumo fue de 0,62 litros, lo que equivale a 20,9 litros cada 100 kilómetros. En cambio, a medianoche bastaron apenas cinco minutos para recorrer el mismo trayecto. El coche estuvo parado sólo un 14% del tiempo. Y tanto las emisiones de CO2 como el consumo se redujeron casi a la mitad: 271 gramos de CO2 por kilómetro y 0,34 litros (11,5 litros a los 100 kilómetros), respectivamente. Además, este mismo análisis se ha llevado a cabo en Barcelona (en la Diagonal), y los resultados han sido similares.

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Sobre la firma

Marcos Baeza
Redactor de Motor, especializado en producto y tecnología. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS, desde 1998, ligado siempre al automóvil. Sigue la actualidad del sector, prueba los nuevos modelos que llegan al mercado y analiza las tendencias y tecnologías asociadas, como la nueva movilidad eléctrica.

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