Paradoja del sueño americano
Jimmy Santiago Baca (Nuevo México, 1959), analfabeto hasta los veinte años, a continuación poeta autodidacta galardonado con premios diversos, cuenta su vida en este libro. Su infancia y adolescencia de chicano abandonado por sus padres fueron un periplo de reformatorios y de intentos de desarrollar una profesión decente. A los veinte años fue condenado por tráfico de estupefacientes: en la cárcel aprendió a dar rienda suelta a su furia. Pero recibe una carta de un desconocido que ha elegido su nombre de una lista de presos que no tenían familia y no recibían correspondencia. Para mitigar el aburrimiento, Jimmy aprende a leer. Después descubre la poesía. La palabra los salva: al salir en libertad sus versos agridulces, como letras de baladas rockeras, le darán un lugar de respeto.
EN SUELO FIRME
Jimmy Santiago Baca
Traducción de Manu Berástegui
Alfaguara. Madrid, 2003
352 páginas. 17,20 euros
La peripecia de Baca es singular, pero En suelo firme es una convencional ensalada de géneros: la novela del camino, la del mundillo narco y su guerra contra la DEA, el largo y tantas veces visto y oído relato carcelario. En el intento de erigir un alegato contra las aristas salvajes de la sociedad estadounidense, Baca acaba por abonar su mito fundacional: el del hombre hecho a sí mismo. Con lo cual su novela obra el efecto contrario del que parece pretender: suscribe la ficción del héroe, del hombre modélico, del indomable cuyo corazón vence todas las injusticias. Curiosa inversión: en los últimos tiempos son muchos los libros cuya materia hubiera podido dar excelentes reportajes, pero acaban en obras mediocres. El periodismo serio, de argumentada y sostenida denuncia, desaparece de la escena, y la narrativa que glorifica la individualidad triunfante se queda con todo. En tal vampirismo del género narrativo se cifra una parte del espíritu estético y moral de estos tiempos. En el caso de En suelo firme vale una ulterior consideración: si este libro y el símbolo que representa hubieran tenido lugar en otro país, difícilmente habrían traspasado sus fronteras. Pero sucedió en Estados Unidos y se da por sentado su interés universal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.