La resurrección de la manualidad

Al Albaicín y el Sacromonte granadinos, puntos de encuentro en el pasado de numerosos grupos de artesanos procedentes de fuera y dentro del país, asisten ahora alarmados al final de muchos de sus más tradicionales trabajos manuales. Los artesanos de toda la vida se retiran poco a poco sin haber transmitido sus conocimientos a las nuevas generaciones.

La falta de rentabilidad de estos productos frente a los manufacturados repele a los jóvenes a buscar su futuro en una profesión tan tradicional como ésta. No obstante, se producen excepciones que abren resquicios de esperanza. María Fernández, almeriense de 30 años, trata de ganarse la vida con la cerámica, aunque admite que si no fuera por su "vocación ilimitada" hace mucho tiempo que hubiera buscado alguna actividad más rentable.

María abrió hace más de un año un taller en Granada y en él pasa entre 10 y 12 horas diarias rodeada de barro, cristales y elementos de forja, los materiales que utiliza para sus originales creaciones. "Si me pongo a contar las horas que empleo en relación al precio de los productos me doy cuenta de lo poco que compensa este trabajo", explica esta artesana.

Normalmente realiza trabajos por encargo, pero desde hace días prepara un gran repertorio de objetos de todos los tamaños y precios para exponerlos en la Feria de Artesanas Andaluzas, que se va a celebrar en Granada esta Semana Santa, del 16 al 20 de abril.

Un grupo de 25 mujeres que trabajan el cuero, los tapices, la madera, la seda o la joyería trasladará parte de sus talleres estos días al Palacio de los Córdova del Albaicín, donde trabajará de cara al público y mostrará la variedad y riqueza de sus creaciones.

Como complemento a esta feria artesanal, el Centro de Interpretación del Sacromonte organiza otro encuentro al que acudirán alumnos del Centro Albaicín y un grupo de inmigrantes marroquíes, sudamericanos y subsaharianos que harán demostraciones de las técnicas artesanales propias de sus países de origen.

La presidenta del Instituto de Formación y Empleo (organismo impulsor del evento), Amelia Romacho, explicó ayer que este tipo de encuentros y la asociación de los artesanos es fundamental para "unir a los miembros de un sector al que hasta ahora le ha faltado visión de conjunto". A través de esta coordinación se pretende conseguir una mejora en los canales de comercialización y distribución de los productos. Una mayor demanda de este tipo de objetos realizados a mano puede ser una vía para la recuperación de la actividad artesanal en zonas de tanta tradición como los barrios del Albaicín y Sacromonte.

María Fernández reconoce que es muy raro encontrar a gente joven como ella dedicada a este tipo de actividades. "Hay bastante afición y por eso la gente hace cursos y estudia, pero luego la mayoría se echan atrás y buscan otras ocupaciones".

A esta artesana la dedicación a la cerámica no le viene de familia. Ella llegó a Granada para estudiar Trabajo Social, pero como el mundo laboral después de realizar una carrera universitaria tampoco es muy prometedor decidió hacerse empresaria con un trabajo por el que sintiera verdadera vocación. Así llegó hasta el barro, material que ha aprendido a modelar y a adorar para obviar los apuros económicos.