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Columna
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Por bulerías

Paco de la Torre, don Francisco, consiguió lo que pretendía: enterrar el fantasma del Caserón del Parque (Ayuntamiento de Málaga), que dicen ronda en las madrugadas: o sea, Celia Villalobos. Hasta ahora ha sido, y posiblemente siga siendo, la alargada sombra que persiga algunas decisiones del candidato del PP a la alcaldía de Málaga.

Presentó Francisco de la Torre la lista. Es la suya. Puede que Celia Villalobos sea historia o no, pero, de entrada, Paco ganó la batalla. La máquina del partido prácticamente atendió todas sus propuestas. Su batalla será otra a partir de ahora: obtener la mayoría para gobernar. Si no lo consigue, y no lo tiene fácil, volverán a sonar tambores de guerra. Hay heridas que tardarán en cerrarse.

Paco de la Torre es cauto, miedoso; solía medir sus palabras porque últimamente está muy lenguaraz, no le gusta tener enemigos dentro ni fuera del partido, echa horas de trabajo a destajo, su mejor imagen, y pretende, aunque no siempre lo consigue, hacer del diálogo una de sus mejores armas. Pero le falta la chispa, la gracia, el enganchar al malagueño, y cuando pretende ser gracioso y acercarse a la gente con una amable sonrisa, chirrían las palabras, los labios, se convierten en una línea fría y dura, y el mentón se alza y desde hace un tiempo con cierto aires amenazadores.

De entrada, ganó ya una primera batalla. Reventó la huelga de limpieza de Málaga. El olor de la basura no se mezclará con el incienso de las procesiones. Ahora le tocará pechar con la patronal. No es moco de pavo lo que piden, 32 millones. Haber presentado la candidatura compitiendo en los titulares de los periódicos con la huelga, la guerra de Irak, las muertes, el recuerdo de Julio A. Parrado y José Couso hubiera sido demasiado.

Pero todo se soluciona con la fotografía del candidato Paco de la Torre con Robert de Niro. Ya hay media campaña ganada. Y si se arranca por bulerías, la otra mitad. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Sólo falta que nos siga vendiendo que Málaga es Jauja, paraíso verde y cultural; sin tráfico y aparcamientos hasta debajo de la cama. Habitable y natural. Estamos en campaña. Lo dicho, esto es Jauja. Pero que no lo hagan con mi dinero.

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