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Crónica:FÚTBOL | Liga de Campeones, ida de los cuartos de final
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Valencia sucumbe al 'catenaccio'

El equipo de Benítez desaprovecha su dominio en San Siro ante un rácano Inter, que vive del gol de Vieri

El Valencia acabó volcado sobre el área de un Inter muy rácano que huyó del fútbol como de la peste. Y que se dedicó a vivir de las rentas del cañonero Vieri, que afiló su instinto al cuarto de hora de partido para que sus compañeros sacaran después lustre a un catenaccio muy tosco, cargado de broncas, pérdidas de tiempo y demás elementos antiestéticos. Se vio que el equipo de Benítez está pasando por una indudable crisis de juego, pero aún así mereció mejor suerte. Tuvo el balón, el campo y la intención, pero le faltó evidentemente gol. Sus delanteros, primero Carew, después Angulo y, finalmente, Mista, están desafinados. Y tampoco los centrocampistas, Aimar y Baraja, acuden al rescate como antes. La eliminatoria está abierta, cierto, pero si el conjunto de Cúper se abona al catenaccio en su propio estadio sin ningún reparo, su visita dentro de 15 días a Mestalla se presume cerradísima.

INTER 1 - VALENCIA 0

Inter: Toldo; J. Zanetti, Materazzi, Córdoba, Coco (Pasquale, m. 31); Conceiçao (Okan, m. 64), C. Zanetti, Di Biagio, Emre; Crespo (Cannavaro, m. 83) y Vieri.

Valencia: Cañizares; Réveillère, Ayala, Marchena, Carboni; Rufete (Mista, m. 79), Albelda, Baraja, Vicente (Fabio Aurelio, m. 84); Aimar y Carew (Angulo, m. 65).

Goles: 1-0. M. 14. Centro de Emre desde la izquierda, Crespo peina el balón y Vieri, libre de marcaje, bate a Cañizares de cabeza.

Árbitro: Markus Merk (Alemania). Amonestó a Rufete, C. Zanetti, Pasquale y Aimar, y expulsó a Emre y a Albelda (m. 58) con roja directa.

Partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones jugado en el estadio de San Siro ante 52.623 espectadores.

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El Inter salió muerto de miedo, no daba dos pases seguidos, el público se impacientaba y la tomaba con Conceiçao, pero ... de su parte estaba Vieri, que es la esencia del gol. En el primer balón que tocó, soltó un zambombazo que sacó chispas de los guantes de Cañizares. En el segundo, ya no dio opción. Cabeceó cruzado e impecable a gol un gran centro enroscado de Emre que Crespo había peinado hacia atrás. El pequeño y zurdo Emre es el futbolista con más clase del Inter. Con diferencia. Es rápido, tiene un regate en corto imparable, y a eso le añade unas buenas dosis de agresividad que después le pasó factura: fue expulsado por empujar a Albelda.

Emre, sin embargo, fue la excepción en un Inter muy mediocre. El centro del campo del Valencia se imponía con cierta facilidad. Llegaba muy cómodo al área rival, pero ahí se le apagaba la luz. Se enmarañaba en su intento de entrar por el centro, se empecinaba en buscar la jugada individual. Sobre todo en el caso de Vicente, que abusó del uno contra uno. Aimar apareció. Se dejó caer a las bandas, se desmarcó constantemente, pero daba un pase y se le devolvía un melón. Carew sufrió uno de esos días desafortunados en los que, para rematarlo, el árbitro le machacó a faltas, las que eran y las que no.

Nada menos que el capitán de la selección italiana, el central Cannavaro, había sido el sacrificado por Cúper tras los muchos goles recibidos en las últimas jornadas. Salió en su lugar el largo Materazzi para igualar los centímetros de Carew. En realidad, fue un marcaje mixto. Unas veces con la potencia de Materazzi y otras con la rapidez de Córdoba. En las demás, se bastaba el propio Carew. En los córners a favor del Valencia, fue espectacular el emparejamiento entre Córdoba y Ayala, dos centrales bajitos con un salto enorme. Cada saque de esquina se convirtió en un campo de batalla del que el árbitro no quiso saber nada. Éste permitió todas las faltas del mundo en la primera parte y sólo sacó una tarjeta: por protestar. De modo que el partido se le fue de las manos en la segunda parte, que comenzó con una gresca entre ambos equipos y con Emre y Albelda expulsados.

El Inter estaba en su salsa: poco fútbol, mucho ruido y el marcador de cara. Con Crespo muy fuera de forma y Vieri muy solo en ataque. El capocannoniere se las tenía tiesas con Ayala, que no se achantó por mucho que el delantero italiano le sacara una cabeza. Sin Emre en el campo, el Valencia disponía de infinitamente más juego, como dejó patente Aimar. El media punta argentino dribló en el área a varios zagueros interistas antes de que su disparo al primer palo lo repeliera Toldo. Benítez veía que su equipo se apoderaba del encuentro, si bien era incapaz de rematarlo. De ahí que decidiera cambiar de delantero. A Carew le sustituyó Angulo, que hacía meses que no actuaba de delantero. Lo haría por pocos minutos, puesto que la entrada de Mista le desplazaría al interior. El Inter no quería que se repitiera lo que le pasó el domingo ante el Roma, que le remontó dos goles en los minutos finales. Así que practicó un cerrojazo con todas las de la ley, con ocho hombres completamente recluidos en su propia área. Y con la gente de San Siro enfadadísima con su entrenador. El ataque valencianista dio claros síntomas de agotamiento a falta de un cuarto de hora. Había llevado todo el peso del partido sin ningún resultado. Y eso quema. Sin ninguna claridad y sin que los cambios de Benítez resolvieran tampoco el atasco. Una impotencia que, en todo caso, cabe la posibilidad de que se resuelva dentro de dos semanas en Mestalla. Al menos, después de la pésima impresión que causó ayer el Inter.

Emre y Albelda se encaran en la acción que provocó la expulsión de ambos.
Emre y Albelda se encaran en la acción que provocó la expulsión de ambos.ASSOCIATED PRESS

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