Vecinos de Centro pintan de verde plazas de parquímetro azules

Vecinos de la calle de la Colegiata (Centro) mantienen una peculiar lucha con el Ayuntamiento. En esta vía, todas las plazas de parquímetros son azules, esto es, reservadas para los visitantes. Hace varios meses, residentes del barrio pintaron esas plazas azules de verde para convertirlas así en sitios para los que viven ahí. El Ayuntamiento volvió a pintar las plazas de azul, pero los vecinos contraatacaron y repintaron, de nuevo, los sitios de verde.

Los problemas de aparcamiento en la calle de la Colegiata, en el barrio de Embajadores, se deben, sobre todo, a las numerosas tiendas que hay en la vía y que hacen de ella un lugar idóneo para la doble fila y la carga y descarga. Un día de diario es prácticamente imposible transitar por esta zona, muy cercana a la plaza de Tirso de Molina y repleta de comercios, sobre todo dedicados a ropa.

Los vecinos tienen, además, otro gran inconveniente para aparcar en la calle de la Colegiata: todas las plazas de parquímetro que hay son de color azul, es decir, destinadas a los visitantes y con un límite de dos horas. Por eso, hace algunos meses, varios vecinos, según fuentes municipales, pintaron por la noche diez o doce de esas plazas azules de color verde pensando así que podrían entonces ser ocupadas sin límite de horario por los vecinos con tarjeta de residente.

Pero el Ayuntamiento no dejó que los residentes se saliesen con la suya y volvió a pintar, de nuevo, las plazas de azul. Los vecinos contraatacaron con la brocha y volvieron a pintar las plazas de verde y, de momento, así se han quedado. El color verde, usado por los residentes, es exactamente el mismo que el que utiliza el Consistorio. "Llevamos con esta lucha varios meses: el Ayuntamiento pinta y los vecinos vuelven a pintar de nuevo", explicó un residente, que no supo decir quiénes son los que se dedican a cambiar el color de las plazas.

Así, las líneas de pintura de los números impares de la calle de la Colegiata estaban pintadas esta semana de verde, aunque debajo se notaba el color azul. Y entre los vehículos que se encontraban aparcados en esas plazas había de todo: con tarjeta de residente, con boleto para visitante o sin ningún tipo de identificación.

La confusión reinaba entre los conductores. José Ignacio, un jubilado que con frecuencia visita la zona, mostró su indignación: "Ya estoy harto. Estas plazas, aunque estén pintadas de color verde, son para visitantes. Así que voy a sacar un tique de aparcamiento para dos horas y, como me pongan una multa, se van a enterar", advirtió, después de aparcar su vehículo en la zona en cuestión.

Dos sitios después, un vecino dejaba aparcado el coche en las plazas conflictivas con su tarjeta de residente. "Aquí es imposible encontrar plazas para los residentes. Sólo hay algunos sitios verdes en la calle del Conde de Romanones y, si no, a partir de la zona de Antón Martín, pero están muy lejos. El resto de plazas son azules y para los vecinos es una auténtica odisea aparcar el coche", denunció este vecino.

Hacer la vista gorda

La vigilante de la zona aseguró esta semana que si un residente aparca en las plazas repintadas de verde, se encontrará con una multa. "Supongo que los vecinos no pueden aparcar... Esta parte del barrio es sólo para aparcamientos azules", señaló. Algunos residentes, en cambio, afirmaron que, después de tantos meses de lucha, los controladores hacen la vista gorda y ya dan por hecho que las plazas pintadas de verde por los vecinos son, efectivamente, plazas para ellos.

Fuentes de la concejalía de Movilidad Urbana responden que, como se ha hecho en otras calles de la capital, si los residentes consideran que no tienen suficientes plazas de aparcamiento, deben comunicarlo al Ayuntamiento para que los técnicos estudien si se debe hacer un cambio. "Los vecinos no pueden tomarse la justicia por su mano y pintar las plazas como a ellos les gustaría. Si tienen algún problema con la falta de sitio, tienen que dirigirse a nosotros", afirmaron dichas fuentes.

El Ayuntamiento ya ha hecho dos cambios de tipo de plazas a petición de los vecinos en dos calles de las capital: en Bárbara de Braganza y en Conde de Romanones, justo al lado de la calle de la Colegiata.