_
_
_
_
TIROS LIBRES | BALONCESTO | NBA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Al otro lado

Mientras la Liga ACB se toma un respiro con su fin de semana estelar y el Barça hace las maletas para jugarse la temporada en Atenas, al otro lado del charco las cosas se están poniendo más que interesantes. A dos semanas del inicio de los play-offs, la atención se centra sobre todo en el Oeste. Había otro foco, ya prácticamente apagado, que estaba siendo protagonizado por Michael Jordan y su empecinamiento en ganar la última apuesta de su estelar carrera: estar en las eliminatorias finales, asunto a día de hoy más que improbable salvo descalabro mayúsculo de los Bucks de George Karl. Confirmado el dato, habrá quien vuelva a afirmar que aquella noche histórica en Utah no debía haber tenido continuación. Que su aventura con los Wizards ha sido tan desafortunada como lo sería una segunda parte de la película Casablanca. Pero Jordan como jugador ha estado a la altura de su mito, protagonizando con 40 años-noches memorables. Otra cosa es la química entre Jordan y el resto del equipo. A su lado, ninguno de sus compañeros ha crecido como jugador y deja las cosas en Washington ni mejor ni peor que como las encontró. Jordan ha sacado más fruto de su reencuentro con el juego que los Wizards con su presencia, salvo en el terreno económico, por supuesto, y no entrar en las eliminatorias por el título parece un castigo apropiado a esta falta de entendimiento.

Más información
San Antonio pone fin al reinado de los Lakers

La estrella de Jordan se apaga y comienza a llamar la atención una luz amarilla que proviene del Forum de Los Ángeles. Su errático comportamiento durante la temporada ha dado paso a un equipo al que nadie quiere tener enfrente. El puzzle ha estado hecho añicos hasta que al olor de los play-offs, las piezas han ido encajando. Es lo que tiene ganar campeonatos. Te otorga tranquilidad, sabiduría y paciencia. Los descendientes de Magic y Kareem tienen muy claro el timing de la temporada, en la que poco importa lo que hagas de noviembre a marzo. Los meses a considerar son abril y mayo, a los que hay que llegar sano, fuerte y con las pilas rebosantes de energía. Su confianza ha llegado hasta el punto de que a la vez que ganan partido tras partido han iniciado la guerra psicológica, síntoma inequívoco de un buen estado anímico, con bravatas que desean hacer llegar hasta Dallas, San Antonio y, sobre todo, Sacramento. Esto ha provocado que, cuando hace mes y medio la gran apuesta era saber si llegarían a los play-offs, ahora vuelven a figurar entre los favoritos al título.

Hablando de la NBA, qué deprimentes han sido las declaraciones de Ginobili, jugador argentino de los Spurs de San Antonio, en las que confirmaba que la NBA les ha prohibido hablar de la guerra. Hablar mal, por supuesto. ¡Viva la libertad de expresión! Aunque no debería sorprendernos. Se llevan mucho últimamente los pensamientos únicos e inquebrantables.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_