Vuelta apoteósica
De absolutamente apoteósica cabe calificar la vuelta de David, Dani, Rafa y Javier al ruedo musical, como si el pop tuviera aún la facultad de hacer milagros y parar las manecillas del reloj. Veinte años después de delimitar los terrenos más comerciales de la música popular española de los años ochenta, este cuarteto de oro puso la sala a reventar de espectadores, entre los que había nostálgicos bordeando la cuarentena y mucho chaval joven de aquellos que tomaron el biberón a los sones de Marta tiene un marcapasos.
Desde el principio se vio que el cantante no tenía que forzar mucho las cuerdas vocales, porque el respetable iba a hacerlo por él. Sonaron 25 grandes éxitos del grupo, entre los que cabe destacar la traca final con Voy a pasármelo bien, Venecia y Sufre mamón; y sonaron bien, como si el paso del tiempo y la presencia de dos hábiles músicos de apoyo otorgaran al grupo el peso específico necesario para que sus conocidísimas canciones tuvieran un empaque mayor que les evitara el normal y lógico deterioro ocasionado por las dos décadas pasadas desde la eclosión G.
Hombres G
David Summers (voz y bajo), Daniel Mezquita (guitarra), Rafa Gutiérrez (guitarra), Javier Molina (batería), Vicente Una (guitarra) y José Carlos Parada (teclado). Sala La Riviera. Madrid, 3 de abril.
Ojalá este éxito no se quede sólo en la superficie y sirva para tirar del catálogo de la música que se hacía entonces, en su mayoría mucho más arriesgada que la de David y compañía e infinitamente más interesante que el pop que se hace ahora. En definitiva, que la música vuelva a tener la importancia que tuvo entonces.