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GUERRA EN IRAK | El frente norte

Londres cree que la información de las televisiones británicas favorece a Bagdad

El Gobierno británico, con fama de ser uno de los más hábiles del mundo a la hora de manejar la agenda de la información en su provecho, ha lanzado señales de nerviosismo por la manera en que los medios británicos están cubriendo la guerra y en particular las cadenas de televisión, sobre todo la BBC. Downing Street cree que la manera, a su juicio demasiado imparcial, en la que la cadena pública está manejando sus informaciones sobre esta guerra favorece a Bagdad y es injusta porque sitúa en el mismo plano la dictadura de Sadam Husein y las democracias de Estados Unidos y el Reino Unido.

El ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, se ha quejado del simplismo de los canales informativos de 24 horas, que intentan dar una nueva noticia en cada informativo. John Reid, presidente del Partido Laborista y miembro del Gabinete de guerra, acusa a la BBC de actuar "como amigo de Sadam". El problema es tal vez que la BBC intenta cumplir su legendaria divisa de ser el medio más creíble del mundo en tiempos de guerra. Una tarea que la coalición no facilita, después de haber anunciado nueve veces la toma del puerto de Um Qasr y decir desde el segundo día que controla Basora o que sus soldados han sido ejecutados, como denunció Tony Blair con gran énfasis, en base a meras deducciones nunca confirmadas.

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El contraste entre televisión y prensa es que los medios visuales tienden a difundir todas las imágenes que tienen, incluidas las masacres en los mercados de Bagdad, y las explicaciones posteriores sobre quién puede ser el responsable de esas muertes acaban por diluirse ante la evidencia del terror que vive la población civil.

La prensa escrita, en cambio, tiene más tiempo para elegir. Y mientras el pacifista The Independent lleva las matanzas a portada, The Thimes y The Telegraph abrían ese día con el reparto de ayuda humanitaria.

Los ejecutivos de las cadenas defienden el trabajo de sus redacciones, pero también los periodistas se sacan de encima las acusaciones del Gobierno. "Están enfadados porque pueden controlar dónde van los reporteros, pero no pueden controlar lo que ven", responde el comentarista político estrella de la BBC, Andrew Marr. El enviado especial de la BBC en Bagdad, Rageh Omaar, relata en un artículo en el Telegraph el mal trato que reciben de las autoridades para desmentir que sean rehenes de Sadam.

Omaar explica la tensión que pasan los enviados especiales, obligados a trabajar en las instalaciones del Ministerio de Información y temerosos de ser el objetivo de los misiles estadounidenses. El problema, explica, quizá sea que "las expectativas de la coalición de una victoria rápida y telegénica han resultado ser demasiado ambiciosas".

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