EE UU vuelve a bombardear a civiles en un ataque sin tregua sobre Bagdad
No hay pausa para la guerra en todos los frentes de Irak. Estados Unidos lanzó ayer un doble mensaje al régimen de Sadam Husein en Irak. Mientras los altos mandos del Pentágono, con Donald Rumsfeld a la cabeza, proclamaban que no habrá ningún parón en los planes de ataque, las bombas hablaron su propio idioma sobre Bagdad. Los aviones estadounidenses golpearon día y noche y sin tregua la capital iraquí.
Los objetivos fueron centrales de telecomunicaciones, cuarteles de la Guardia Republicana y los fedayin (los combatientes paramilitares del régimen), palacios presidenciales y decenas de objetivos en el centro y la periferia de Bagdad. Un barrio de viviendas resultó alcanzado y, según el Gobierno iraquí y la cadena de televisión Al Yazira, el ataque causó muertos y heridos entre la población civil. Al cierre de esta edición no había un balance de víctimas.
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"No hay planes para pausas, ni altos el fuego ni nada por el estilo", aseguró ayer el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Sobre el terreno, sin embargo, el avance hacia Bagdad está parado por problemas en la línea de suministros hasta la vanguardia y por la resistencia iraquí. Rumsfeld negó las informaciones sobre su afán de escatimar hombres y medios al despliegue en Irak frente a la posición más exigente de los mandos del Pentágono.
El general Tommy Franks, el jefe de las tropas aliadas, reconoció en Qatar que la amenaza de ataques suicidas -el sábado un coche bomba causó cuatro muertos en Nayaf- obliga a cambiar la actuación de las tropas sobre el terreno.
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