_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL

Alonso, marca futbolística registrada

Array

Un buen día, Periko Alonso, alias Chatarra, centrocampista de músculo y cartílago endurecidos, se levantó, cogió un periódico y leyo: "Mara...lonso". Toda una reivindicación de la capacidad del futbolista de club para llegar a las portadas. Un tiempo antes, Maradona había sacado tímidos aplausos del estadio Bernabéu con un gol lleno de magia: con la portería vacía, oyó el bufido de un defensa y decidió amagar, para que su oponente se lanzara como un poseso, y marcar con la otra pierna. Todo un ejercicio de sangre fría, ésa reservada a los que llevan a la vez el fútbol y el arte en la sangre. Pues, bien, Periko Alonso, un prodigio físico, decidió hacer lo mismo, amagar a todo el mundo, cambiarse de pie y marcar a puerta vacía, dejando al Camp Nou con el corazòn atascado en la garganta.

"Yo soy más cerebral", dice Xabi; "yo, más completo", dice Mikel, "pero el ojito derecho de mis padres es Jon, el pequeño"

Aquello se recordará siempre en el coliseo azulgrana, donde Periko Alonso vivió tres temporadas, conviviendo con Maradona, Schuster, Menotti, Lattek, Venables..., tras haber obtenido dos título de Liga con la Real Sociedad. Pero Periko Alonso hizo algo más. De su época barcelonesa nacieron dos de sus tres hijos, Mikel y Xabi Alonso, que ahora comparten vestuario en la Real Sociedad, el primero ansiado por todos los clubes españoles, el segundo a la espera de exhibir las cualidades todavía ocultas.

La genética tiene sus caprichos y a veces resultan igualitaristas. A Xabi Alonso le dotó la parte correspondiente del titular dedicado a su padre. La parte táctica, fría, técnica. A Mikel le otorgó, en mayor cantidad, la testosterona para jugar al fútbol, pero sin desprecio alguno de la calidad. "Mi padre era más fuerte y yo más técnico", suele decir Xabi Alonso ante la irremediable comparación. "El mejor soy yo, el más completo", aseguraba, con ironía, Mikel, el mayor, en el programa El Larguero, de la Cadena SER, reconociendo que tiene una genética futbolística más acusada de su padre.

Así lo ven los técnicos, que les han tratado en todo su itinerario. José Mari Amorrortu, ex director de la cantera del Athletic, que fichó a Mikel Alonso cuando jugaba en el Antiguoko -un club de cantera donostiarra- lo define como "un jugador muy inteligente en el campo, con un gran desplazamiento del balón. Un buen complemento en el centro del campo, aunque no tiene el perfil de Xabi. Mikel tiene más llegada, Xabi es más cerebral. De hecho, en el Antiguoko, cuando coincidieron en juveniles, Mikel jugaba por delante de Xabi porque Mikel es más inquieto y con mucha presencia, aunque a veces pueda parecer un poquito lento".

"Xabi, el más joven, el más famoso, concidió en el Antiguoko con Mikel Arteta, hoy en el Glasgow Rangers", recuerda Pitu, dirigente del Antiguoko que entrenó a los dos hermanos; "desde entonces jugaba de medio centro, reservando a Arteta la posición de medio punta, lo mismo que hizo Luis Fernández cuando lo fichó para el París Saint Germain".

La vida empezó a dar vueltas. "Siempre existió la sensación", afirma Pitu, "de que Mikel era mejor, probablemente porque nació un año antes (1980) y Xabi jugaba en desventaja. En categorías inferiores eso es importante. Mikel era y es un portento físico y Xabi iba más poco a poco", concluye Pitu.

¿Y qué piensa Periko Alonso de sus hijos? Piensa, pero no opina u opina poco: "No pensaba que ninguno pudiera llegar, aunque cuando emperaron a jugar en el colegio Corazonistas, de Barcelona, ya apuntaban maneras". Periko siempre ha estado con ambos: "Siguiéndoles de cerca, pero sin entrometerme. Puedo decir que Xabi está más rodado y que Mikel está empezando. Pero no me gusta hablar de mis hijos".Periko Alonso ha llevado a rajatabla aquello que afirmó cuando dimitió como entrenador de la Real Sociedad. "Esto se acabó. Nunca volveré a entrenar a un club de fútbol", aseguró en noviembre de 2002. Dicho y hecho. Ni entrena -antes lo hizo en el Eibar- ni habla de sus hijos. Bueno, de uno sí, del tercero, Jon, de 15 años, que juega en la ikastola Ekintza. Ésa es la ley. "Cuando Mikel y Xabi estaban en el Antiguoko no me perdía ningún partido. Fue una época muy bonita. Ahora no me pierdo ningún partido de Jon. A Anoeta voy algunas veces. Fuera nos desplazamos mi mujer y yo en plan escapada. Pero los partidos de Jon no me los pierdo", asegura.

"Está claro que a Periko Alonso habría que contratarlo como semental futbolístico", afirma Pitu. En su época coincidió una pléyade de buenos futbolistas con distinto futuro. Los Alonso, Ugarte (en la Real), Arteta... Pero si algo han repartido por igual Periko y su mujer ha sido el espíritu competitivo. "Cuando coincidieron en el mismo equipo, los tenía que poner a ambos en el mismo bando en los entrenamientos porque, si no, saltaban chispas. Como su padre, no podían perder jamás".

Resulta curioso comprobar que quienes les trataron desde niños siempre creyereon más en las posibilidades de Mikel que en las de Xabi. "Yo siempre he sido un admirador de Mikel y tenía miedo de que el hecho de no jugar en la Real le derrumbase", afirma Pitu, "porque le pudiera afectar que su hermano más joven despuntara antes que él". El Athletic también fichó a Mikel, cuando era juvenil, aunque deseaba por igual a Xabi, pero Periko, el padre, decidió que viniera el mayor y que, luego, ya se vería. Al final, Mikel volvió a la Real, alegando motivos personales, y la historia acabó humanamente mal. Todo aquello más pareció un tránsito hacia la Real que un destino hacia el Athletic. Un toque de atención a los dirigentes donostiarras.

Pero ahora ambos están donde querían, en su club, y se sustituyen con cierto hábito. En un equipo tan hermético como el de Denoueix -todos saben que son titulares o suplentes-, Mikel se ha convertido en un recambio de su hermano. Le aventaja en edad, en curso universitario (estudia cuarto de Empresariales y Xabi tercero) y en independencia (Mikel vive en un piso y Xabi con la familia), pero no en la jerarquía del equipo. Xabi es el medio centro llamado a ser el titular de la selección española y Mikel se abre paso a base de pocos minutos. Pero ninguno pinta nada en casa. Como dice Mikel Alonso, "el ojito derecho de los padres es Jon, el pequeño". Ojo avizor.

Xabi (izquierda) y Mikel Alonso, en la grada de Anoeta.
Xabi (izquierda) y Mikel Alonso, en la grada de Anoeta.JESÚS URIARTE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_