El primer concierto de mi vida

Cinco de la tarde. Decenas de niños se apresuraban ayer hacia el pabellón de La Casilla en Bilbao. La cita era una hora más tarde, pero las puertas ya estaban abiertas y a nadie le importaba la espera. Todos vestían sus mejores galas. Las niñas, con camisetas entalladas, pantalón vaquero con bordados y el pelo bien arreglado con horquillas o con un pañuelo. Ellos, con camiseta moderna alguna talla más grande, pantalón ancho y deportivas relucientes. Apenas alguno mayor de 14 años. Era una ocasión especial. Iban a asistir al primer concierto de su vida. Y por eso, esta vez, acudieron acompañados por sus padres.

La banda BT (Betizu Taldea) repitió en la capital vizcaína el éxito que ya había obtenido en Lesaka, Ondarroa y San Sebastián, los pasados 1, 9 y 15 de marzo, respectivamente. Ainara Epelde, de Azpeitia y de 12 años; Mikel Zubimendi, de Zumaia, también de 12 años; Leire Merino, de Zizur Mayor y 11 años, y Uxue Rodríguez, de Bergara, de 11, son los componentes de BT, el grupo musical que ha salido del programa infantil de ETB-1 Betizu tras un concurso con ensayos y votaciones que recordaba a Operación Triunfo.

El premio consistía en grabar un disco, que se presentó en febrero en San Sebastián y del que ya se han vendido 5.000 copias. Además, BT ha realizado esta minigira para rodarse antes de las galas de verano.

Los cuatro miembros de BT se encontraban muy nerviosos y emocionados. ¿Más que en San Sebastián? Igual que en todos los conciertos. Y eso que, sobre el escenario, parecen tener muchas tablas. Maquillados con brillantina en la cara y en el pelo, vestidos con colores alegres, Ainara, Uxue, Mikel y Leire animaron al público a cantar con ellos, a batir palmas, a bailar. Les acompañaba una banda de guitarra, bajo, batería y teclados. A todo ritmo.

Para caldear más el ambiente, a la entrada se repartieron (gratuitamente) unos llaveros-linterna con una lucecita roja, remedo moderno de los nostálgicos mecheros. Los admiradores más mayores (de 8, 10 y hasta 12 años) los encendían continuamente. Sus hermanos pequeños, correteando por La Casilla, se los llevaban a la boca.