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La crisis bursátil golpea a las aseguradoras

Las compañías asumen los siniestros del último bienio mientras que se deteriora el valor de sus carteras

Las aseguradoras viven uno de sus peores momentos. No solo están asumiendo importantes pérdidas por los siniestros mundiales del último bienio, sino que, además, sonvíctimas de una de las mayores catástrofes bursátiles. El desplome de los mercados financieros ha deteriorado el valor de sus carteras de inversión, lo que afecta a la solvencia patrimonial y provoca un empeoramiento de la calidad crediticia, un aumento de las provisiones por depreciación y una caída de los resultados y, en no pocos casos, reducciones de dividendo.

El índice Euro Stoxx 50, que incluye a las mayores aseguradoras europeas, ha perdido un 80% de su valor en los últimos 12 meses

Las compañías cubren los posibles riesgos futuros sobre bienes y personas, siniestro, invalidez, enfermedad o jubilación, invirtiendo básicamente a largo plazo en inmuebles y en renta fija y variable en una proporción que varía según la estrategia de cada una. Las participaciones bursátiles pueden representar entre el 26% y el 70% de su base patrimonial, según un estudio de BNP Paribas, pero esta garantía financiera se convierte en un arma de doble filo cuando los mercados no hacen más que bajar. El índice Euro Stoxx 50 que incluye a las mayores aseguradoras europeas ha perdido en los últimos 12 meses un 80% de su valor.

"Es la peor crisis de la historia reciente porque, en el ramo no vida, coincidió con el ciclo depresivo de los noventa, que debilitó las reservas de las empresas, y con los sucesos del 11 de septiembre. Y en el ramo vida se ha juntado el peor de los escenarios: bajos tipos de interés y la caída de las bolsas", declara una analista del sector.

Una muestra de la presión que soporta el sector lo protagonizó la semana pasada el grupo belga Fortis al anunciar que pagará el dividendo en metálico cuando el mercado descontaba un dividendo en acciones. Sus títulos se revalorizaron dos dígitos al conocerse la noticia. "Habíamos estado diciendo a todos que pagaríamos el mismo dividendo y que lo pagaríamos en metálico. La renta variable representa ahora algo más del 7% de la inversión total de Fortis, los inmuebles el 6% y los bonos el 87%", manifiesta el consejero delegado, Anton van Rossum.

Fortis redujo su beneficio un 81% y se deshizo del 11% de su cartera de renta variable a un precio inferior al de adquisición, lo que le generó unas pérdidas de casi 800 millones de euros y, además, realizó saneamientos por 1.000 millones por minusvalías latentes.

El plan de Axa

Un caso algo diferente es el de la francesa Axa, inmersa en un plan de reducción de costes que se ha llevado por delante el 40% del dividendo, y ello a pesar de un aumento del beneficio neto en 2002 del 82% después de que el 11 de septiembre le costara 561 millones de euros. Axa ha reducido su apalancamiento financiero en 17 puntos porcentuales en los dos últimos ejercicios hasta situarse en el 46% de sus recursos propios, y su exposición en renta variable es de alrededor del 40%. No obstante, y pese a la caída de la Bolsa, su coeficiente de solvencia se sitúa en un sólido 172%.

"El súbito cambio en el mercado financiero ha necesitado una respuesta igualmente radical. Hemos elegido mejorar nuestra eficiencia operativa y, en el actual entorno, esta elección ha demostrado ser la correcta. Nuestra estrategia se mantiene sin cambios, ya que continuamos volcados en nuestro negocio y alcanzaremos nuestras metas operativas", ha declarado su atribulado consejero delegado, Henri de Castries.

Los analistas no ven operaciones de concentración como posible solución a la crisis del sector, que consideran. Consideran que las fusiones entre débiles dan como resultado empresas más grandes pero igualmente débiles.

"Las aseguradoras no han actuado mal. Se trata de un sector muy diferente, que invierte a largo porque sus pasivos tambien lo son a largo plazo. El hecho de que hayan invertido en acciones no significa que haya sido una decisión equivocada. El sector no tiene inversiones en telecomunicaciones, siempre ha mantenido una política de inversiones (en renta variable) prudente y conservadora. El período 1995-2000 ha sido algo extraordinario, que ha afectado a todas las compañías y a todos los sectores", declara Rafael Villareal, analista de BNP Paribas.

Algunos análisis indican que el gradual empeoramiento de las condiciones de los mercados financieros ha seguido dañando la situación de las principales aseguradoras europeas suscitando dudas sobre su capacidad para atender el pago de la deuda. Estos temores, señalan los citados análisis, son infundados porque la mayoría genera suficientes ingresos operativos a través de cuantiosos volúmenes de primas para atender sus obligaciones, y porque, a pesar del consumo de recursos propios, éstos superan ampliamente los exigentes requerimientos de las autoridades europeas y estadounidenses, algo más laxas.

"Históricamente, el sector asegurador (del Euro Stoxx 50) ha presentado relaciones de apalancamiento financiero muy bajas y no se valoraban. En los tres o cuatro últimos años el sector se endeudó considerablemente para financiar compras y ahora presenta una horquilla de apalancamiento que puede situarse entre el 20% y el 80%. Desde el punto de vista de los mínimos legales las compañías no tienen problemas de solvencia, su base de capital excede de media en un 150% los mínimos legales exigidos. El problema está en las calificaciones de las agencias de rating, más exigentes, pero ahora se empieza a valorar la importancia que tienen los ingresos operativos".

Empresas solventes

Un informe de BNP Paribas revela que la solvencia de las 12 grandes aseguradoras mundiales permanecería intacta en casi todas ellas ante un eventual colapso bursátil. Sólo en los casos de Fortis y Zurich se reduciría, pero sin llegar a representar un problema. Además, en un hipotético escenario de valor cero de las inversiones bursátiles, compañías como Aegon, Allianz, Axa, Generali, ING y Swiss Re aún serían solventes.

Otro gigante europeo, el holandés ING Group, ha logrado cerrar el año con unos resultados planos tras un drástico plan de reducción de gastos, la emisión de 1.000 millones de euros en deuda subordinada y ventas de participaciones por 650 millones de euros. La compañía ha anunciado que abonará el mismo dividendo para fortalecer el balance y su vulnerabilidad a la volatilidad bursátil.

Por su parte, la también holandesa, Aegon NV, con el grueso de su negocio en Estados Unidos, tampoco ha tenido un buen año y, por si fuera poco, se ha visto salpicada por el reciente escándalo de manipulación contable del grupo de alimentación, asimismo holandés, Royal Ahold, que le ha mordido150 millones de euros. Sus resultados netos cayeron un 35% el año pasado y ha anunciado que pagará la mitad del dividendo final en metálico y el resto en acciones para fortalecer los recursos propios que se redujeron un 12%. "Es probable que haya sido el entorno financiero más difícil que hayamos visto nunca", reconocía su consejero delegado, Don Shepard.

Unos 38.000 millones de euros en siniestros durante 2002

El año pasado murieron en el mundo 19.000 personas por catástrofes naturales o acciones violentas perpetradas por el hombre. Excluyendo el coste humano, el financiero ascendió a unos 38.000 millones de euros, de los que 11.300 millones recayeron sobre el sector asegurador, según un estudio preliminar de Swiss Re Sigma.

El año pasado será tristemente recordado por las riadas de Europa central y Francia, cuyos daños costaron a las aseguradoras unos 3.500 millones de euros, eso sin contar al huracán Lili, que causó desastres en el Caribe y Estados Unidos por un coste de 613 millones, o los 1.400 millones por los diversos tornados que azotaron este último país. Y sin embargo, 2002 representó en cierta medida una vuelta a los niveles medios de siniestralidad si se tiene en cuenta que desde 1990 la media ha sido de unos 64.000 millones de euros anuales, con la excepción de 2001 por los atentados de las Torres Gemelas, cuyo coste, aún provisional, se sitúa entre 30.000 y 40.000 millones.

¿Quiere esto decir que el sector encara con cierto optimismo una reducción de la siniestralidad? Más bien parece todo lo contrario. "Los causantes de las elevadas pérdidas (alta densidad demográfica y elevada concentración de valores asegurados) aún permanecen", señala el estudio.

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