El Día del Teatro se suma a las protestas
La celebración del Día Mundial del Teatro en Barcelona estuvo marcada ayer por la repulsa colectiva hacia la guerra de Irak y se convirtió en un alegato contra la violencia y el Gobierno. Actores y directores se sumaron unánimemente al grito de "Aznar, dimisión" con que el que concluyó el acto más oficial, organizado en el teatro Romea por la Asociación de Actores y Directores Profesionales de Cataluña. Poco antes, los alumnos del Institut del Teatre simularon un ataque con un misil y formaron un dominó humano en la plaza de Margarita Xirgu, en la que confluyen el Mercat de les Flors, el Teatre Lliure y el Institut del Teatre.
Vestidos con pantalón oscuro y camisa clara y las manos manchadas de rojo, varios centenares de participantes (los profesores Joan Anguera y Jordi Coca, entre otros, se sumaron a los estudiantes y a otros trabajadores vinculados a los teatros de la zona) tapizaron con sus cuerpos la espiral blanca dibujada en el centro de la plaza.Varios alumnos improvisaron frases relativas a su rechazo a la guerra; una sirena anunció un bombardeo simulado con pirotecnia y humo que contaminó el aire; los asistentes se dejaron caer como piezas de dominó derrumbadas y las palmas de sus manos manchadas de rojo quedaron a la vista, e Imagine, de John Lennon, sonó a continuación de unos versos de Bertolt Brecht recitados por el poeta y traductor Feliu Formosa.
Las mismas palabras de Brecht resonaron un poco más tarde, esta vez en el abarrotado vestíbulo del teatro Romea y de la voz de la actriz Rosa Novell. Ella fue una de las representantes de la escena que participaron en la celebración oficial del Día Mundial del Teatro, convocada por la AADPC, con la adhesión de las asociaciones catalanas relacionadas con las artes escénicas. Fue un acto poco amable con José María Aznar, con su Gobierno y con el PP en general, y con continuas referencias al virulento contexto internacional.
El secretario de la AADPC, el actor Manel Barceló, leyó el manifiesto de la entidad (antes de que la actriz Mònica Randall diera lectura al texto del dramturgo Tankred Dorst escrito para la ocasión y leído en todo el mundo). En la versión catalana se recuerda que "la cultura tiene un compromiso ineludible con la verdad y con la justicia, y ambas han sido cínicamente borradas en los conflictos de Palestina, Afganistán e Irak". En el texto, actores y directores evidencian su "indignación por la postura de vasallaje y sumisión a los intereses imperialistas norteamericanos" de Aznar y su Gobierno por lo que respecta a la guera de Irak. Entre las voces más críticas, el actor Enric Arredondo pidió a los tribunales de justicia internacional que procesen "a toda aquella gente a la que el pueblo ha señalado como asesinos y genocidas". Vicky Peña dedicó a Aznar y a la ministra Pilar del Castillo el poema Elogio de una buena opinión de sí mismo y Eduard Fernández propuso invertir en "hacer teatro, buen teatro", toda la rabia acumulada.
Actores y directores subrayaron que no son momentos para celebraciones, aunque sí "para ser colectivamente solidarios en la denuncia de la barbarie", como dijo Hermann Bonnin.
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