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Columna
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Héroes

José Luis Ferris

No creo en los héroes. Es más, me extraña mucho que existan o hayan existido. Y en el caso de que esté equivocado y alguno me contradiga con unos cuantos ejemplos, de lo que sí estoy seguro es de que: (punto uno) los verdaderos héroes nunca aspiraron a serlo; (punto dos) los héroes no necesitan armas para justificar su grandeza; (punto tres) ningún héroe que protagonizara una gesta inolvidable vivió para contarlo. Los héroes vivos son necesariamente falsos o, simplemente, no son héroes. Por eso me sobrecoge pensar en esos cientos de miles de soldados angloamericanos, imberbes e idealistas, que se lanzan al ataque del iraquí desde el parapeto de un avión infalible, una ametralladora estupenda o un carro de combate altamente destructivo. He visto sus caras, su impaciencia, su deseo de poner en práctica esa filosofía de la destrucción en la que fueron adiestrados. Los comprendo incluso. Alguien con bastantes galones y una elocuente cicatriz de guerra en medio del estómago les vendió el viejo cuento de los héroes y la patria. Y ellos se imaginaron a sí mismos volviendo a su país empapaditos de gloria, magnificados por esa hazaña en la que, jugándose el pellejo, mandaron al infierno y de un solo golpe a doscientos enemigos. Pero nada es así porque los héroes no existen. Y en el caso de existir, regresan a su hermosa patria en posición horizontal, en caja de aluminio y precintados, eso sí, bajo la bandera que los llevó al degolladero.

En la línea defensiva de Bagdad y Basora también hay modelos de héroe que esgrimen un fusil oxidado y miran hacia el cielo. La diferencia es que éstos no aspiran a ser glorificados por la televisión iraquí, sino a conquistar una pequeña parcela en el paraíso de Alá, y eso les da ventaja a la hora de lanzarse a lo imposible. Héroes, héroes son los que se rebelan contra la infamia y mueren en el intento. Héroes son aquéllos que siguen creyendo en la condición humana después de desayunar con la imagen de esa niña sajada por una bomba de fragmentación made in USA. Héroes somos también usted y yo, que nos levantamos cada día convencidos de que, de un momento a otro, la cordura hará nido en el cerebro de los necios.

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